Capítulo 6

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Aliosman.

Layla Nali Turner Reyes, tan hermosa he irritable, tan duce y desafiante, tan inocente y atrevida.

Me estaba llevando al límite y al punto de perder el control. La condenada le gustaba desafiarme y joder... a mí también me gustaba.

Desde que llego no he podido dejar de verla, aunque ella cree lo contrario, ella piensa que no la noto.

Desde el primer momento en que la vi... me pareció jodidamente hermosa, había algo en ella que me atraía como la polilla a la luz, estaba tan hermosa con ese vestido floreado, parecía tan inocente y dulce.

Y su aroma... Dios, ese aroma.

Era una verdadera delicia, la combinación perfecta entre frescura y dulce. Perfecto en ella.

Esa noche cuando llegue por mi maleta y la muy insolente me hablo sin ningún respeto, me enfado lo descarada que fue pero me atrajo de cierto modo que no mostrara miedo, ni nervios.

Por momentos me gustaba que ella fuera así, tan natural y sin ningún ápice de vergüenza o miedo, pero a veces esa actitud de niña valiente me disgustaba.

Quería que me temiera también.

Pensaba que solo era cuestión de tiempo para que viniera a mí como las anteriores mujeres que han venido a cuidar a Osman.

Donde en realidad no quieren el trabajo si no, un polvo conmigo. Pero no, ella se muestra muy distante en ese sentido.

Quería tirármela para sí sacarla de mi cabeza de una vez por todas, pero si lo hacía eso incluía sacarla de la casa enseguida y por lo que me conto Daris ella necesita mucho el empleo, mas no me dijo porque razón.

Ya Osman había tenido más de quince niñeras y ninguna duraba porque a todas pasaban por mi cama; era difícil resistirse, eran muy hermosas, con cuerpos sugerentes y apetitosos, yo les proponía y ellas no hacían el más mínimo esfuerzo de resistirse, las otras venían solas, se colaban en mi habitación de noche, o caminaban, me miraban o me hablaban de manera su sugestiva, todo era muy fácil con ellas, lo cual terminaba siendo aburrido.

Tenía en la mesa de mi oficina unos documentos que requerían de toda mi atención, estaba revisando unas sumas de dinero que no concordaban con otras, cuando tocan a mi puerta.

―Adelante― respondo.

―Dime para que soy bueno, querido primo.

Ruslan entra y se hecha como el propio vago en unos de los muebles que están en mi oficina.

Yo elevó una ceja y lo miro.

―¿Por qué crees que te llamo para algo? ― inquiero

―Siempre es así― responde encogiéndose de hombros.

―Tal vez te llame porque quiero saber cómo estas ― digo ofendido

Este achica los ojos y me mira con burla― Aliosman, nos miramos ayer en tu casa.

―¿Y?

Ruslan rueda los ojos― Me pediste que fuera a verte y no precisamente para saber cómo me encontraba, si no para que te diera unos documentos.

Yo dejo los papeles que estaba revisando, me hecho hacia atrás y me recuesto en el respaldo de la silla.

Llevo una mano a mi barbilla y lo miro serio.

―Está bien. ¿Cómo estas Ruslan?
―levanto mis dos cejas esperando que este conforme.

Marcos se hecha a reír.

El dulce aroma de la niñera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora