Capítulo 3

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La alarma empieza a sonar, yo estiro mi mano para coger el teléfono y apagarla, me quedo por unos segundos con la mirada perdida en el techo.

Este sería mi primer día y estaba en un lapso de prueba.

Espero que cuidar un bebé no sea tan difícil como dicen por ahí.

Me estiro he intento sacar el sueño de mi cuerpo. Voy al baño a cepillarme y lavarme la cara, busco después algo de ropa cómoda. Antes de salir, tomo el pequeño frasco con perfume elaborado por mí misma y me roció un poco.

Unos minutos más tarde el sonido de un llanto se cuela por mi habitación, miro mi teléfono y veo que son las 6:15 de la mañana.

Bien, aquí vamos.

Salgo de mi habitación y camino hasta la del pequeño Osman, me acerco a la cuna y el bebé parecía un gusanito en esta. Estaba inquieto.

Abro el toldillo y con mucho cuidado lo saco de la cuna.

Es un bebe muy hermoso, el cabello que cubre su pequeña cabecita es de un castaño muy claro, sus ojos son de un lindo azul y su carita es simplemente perfecta, desde su pequeña nariz hasta sus mejillas regordetas.

Parecía un angelito.

―Hola bebé

Le hablo suave mientras lo meso en mis brazos.

Su aroma de bebe entra a mi nariz y es tan agradable, al escuchar mi voz él deja de llorar.

―¿Tienes hambre?

Un pequeño y tierno sonido sale de su boca en seguida como si me entendiera y yo sonrió. Lo acuesto con cuidado en la cama que está en la habitación y reviso su pañal, se lo cambio por uno nuevo le acomodo la ropa y bajo con él a la cocina para prepararle su biberón.

Cuando entro a la cocina, hay una mecedora para bebes a un costado, ayer no se encontraba ahí, tampoco había nadie en la cocina.

Dejo al bebé en la mecedora y con rapidez preparo el biberon, pensé que sería difícil al principio pero fue más fácil de lo que pensé.

Cuando esta listo, hecho una gota del biberón en mi muñeca y lo pruebo para asesorarme que no esté muy caliente, luego tomo a Osman en mis brazos, me dirijo al comedor y me siento en una de las sillas para darle el biberón el cual recibe con mucho gusto.

―Eres un pequeño glotón.

Susurre mientras contemplo con una sonrisa como él come.

De repente la piel de mis brazos y mi nuca se enchinan y siento como si alguien me estuviera observando. Miro a los costados y no hay nadie a la vista.

―Mira que te vas atorar.

Le digo a Osman riendo mientras le quito un poco el biberón de la boca, comía con mucha prisa.

―Pero que cosita más hermoso eres. ―murmuro ya enamora de él.

El día estaba soleado, el patio que miraba atreves de los ventanales corredizos de cristal de la cocina se miraba apetecible para sentarme un rato con Osman a recibir el sol, había oído que el sol de las mañanas era muy bueno para los bebes.

El resto de la tarde pasó rápido, hice todo lo que estaba en la lista y ya me encontraba acostando a Osman.

En todo el día no me encontré con Aliosman. Me pareció muy extraño porque estuve todo el día con Osman y escuche que vino a almorzar pero en ningún momento él se asomó a verlo.

Raro.

Después de cenar me estoy otro rato en la cocina, Daris, quien está cortando algo en una tabla se mantiene el silencio.

El dulce aroma de la niñera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora