Parte 5

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Del golpe me duele todo el cuerpo y tengo varias heridas. Después de un par de intentos fallidos consigo ponerme de pie. No puede ser, el rey Guillermo I tiene encima un montón de cajas de madera. Me acerco lo más rápido que puedo e intento quitárselas de encima.

—¡Mi señor! ¿Está bien? —Dijo Jesse mientras apartaba con gran esfuerzo las cajas de madera.

—Más o menos... Quítame todo esto de encima carnicero.

¡Maldición! Tiene las piernas y los brazos rotos por varios sitios, algunos huesos salen a través de la carne. La visión es horrible, pero por otro lado siento como mi sangre se acelera al ver la suya saliendo de sus heridas. Su sabor me llama, y sin poder remediarlo, me abalanzo sobre él y bebo de su sangre como si fuese un animal hambriento. Está deliciosa, y cuanto más bebo más sed tengo. Soy incapaz de saciarme.

—¡Apártate de mí, carnicero! —Gritó el rey Guillermo I cada vez con menos fuerza.

No puedo parar ni quiero. Al cabo de un rato ya no le queda sangre en el cuerpo. Mierda, quiero más, necesito más, tengo sed. De pronto, otro golpe de mar me lanza contra el otro lado del barco, pero esta vez me hago menos daño. En cambio, el rey Guillermo I no corre la misma suerte. Una de las cajas se rompió y por casualidades de la vida, su cuerpo se clavó en una estaca improvisada. La mala suerte hizo que atravesase su corazón y en cuestión de segundos se convirtió en una nube de polvo que se cayó al suelo.

El diario de Jensen - «La historia de Jesse»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora