Parte 1

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Hace unas horas que hemos zarpado de Barfleur, Normandía, y ya estoy harto de toda la familia de la realeza. El Rey Enrique I debería viajar con nosotros, pero en el último momento decidió que le sustituyese su único hijo legítimo y por lo tanto heredero al trono, Guillermo Adelin con su corte. Son unos salvajes que no conocen el significado del respeto. La tensión se puede mascar en el ambiente, también viaja el hijo bastardo del rey y algunos de los condes de Chester. De todos es conocido su odio y su rivalidad. El viaje será largo hasta Inglaterra. Por suerte, el gran «Barco Blanco» o «Blanche-Nef», como le llaman esos borrachos franceses, es un gran navío que hará la travesía más rápida y algo más agradable.

Yo debería estar en mi carnicería de Ruan, cortando carne y atendiendo a mis clientes, pero por un capricho del rey tengo que preparar la comida en esta travesía. Es imposible negarse a una tarea que te encomienda un rey, es lo mismo que negarse a la voluntad de Dios. Claro que puedes hacerlo, si quieres acabar con la cabeza rodando por el suelo mientras una multitud jalea y victorea.

El diario de Jensen - «La historia de Jesse»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora