Capítulo diez.

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Kim Taehyung aprendió con el tiempo que experimentar las consecuencias de un desamor era un sacrificio mucho más práctico de tolerar si lo comparaba con la rutinaria intensidad del rechazo a la que se vio expuesto en una sola ocasión. Es decir, que preferiría jamás enamorarse en un futuro; a hacerlo y salir herido otra vez.

Había dejado de asustarse por ello. No había alguien en su mente. Solo tenía cabeza para sus deberes, para sus responsabilidades, para sus obligaciones como hermano, como amigo, como trabajador y por sobre todo, como presidente del Consejo Estudiantil.

Enamorarse no estaba entre sus planes, de hecho, la sola idea le provocaba náuseas. Poco le importaba si alguien estaba enamorado de él. No estaba dispuesto a darle relieve a los obstáculos que él mismo no podía controlar. No es como si...

-¿Me estás escuchando? -Hoseok agitó la mano frente él para llamar su atención-. Siento que estoy hablando solo, ¿qué bicho te ha picado?

Taehyung pestañeó.

El sonido a su alrededor regresó a él de golpe, se quitó el mute que le había puesto al mundo. La consciencia de su interior se ubicó, recordándole que aún seguía desayunando en la cafetería de la Academia Big-School.

-Lo siento -exhaló y pasó las manos por su rostro, obligándose a despertar.

-¿Todo en orden?

-Sí, yo... estoy bien -formó una sonrisa.

¿Lo estaba?

-¿Ustedes...? -Hobi insistió con el ceño fruncido, mirando a Park y luego a Kim, quienes estaban sentados juntos frente a él-. ¿Han discutido?

Los nombrados se miraron al instante.

La mirada de Tae viajó por la extensión ajena y, cómo es que no se percató antes de las ojeras y la palidez en el rubio. ¿Jimin estaba igual de ido? ¿Estaba triste? ¿Por qué?

-No -dijeron al mismo tiempo, uno más convencido que el otro.

-¿Y por qué están tan callados? -el ojimiel les cuestionó, más preocupado que curioso-. La última vez que les he visto tan quietos fue cuando se pelearon por un pan que, por cierto, terminó en mi estómago.

Eran solo ellos tres en la sumersión de una conversación. La mesa presidencial estaba llena de sus amigos, algunos del Consejo y algunos de los clubes más prestigiosos de la Institución, haciendo honor al ridículo apodo que les pusieron desde hace mucho, pero nadie les prestaba atención por el momento.

-Bueno, yo... -Jimin musitó nervioso, sonriendo un poco hacia el plato de frutas cítricas frente a él-. Creo que voy a enfermar.

-Ya veo -Taehyung le tocó la frente, descartando la fiebre al instante-. Deberías beber más agua, todo el líquido que puedas. Toma.

El rubio aceptó el juguito de leche que le ofreció, un poco más lento de lo normal.

-Gracias, Tae.

-Tómatelo todo.

-De acuerdo...

-Hablo enserio, Chim.

-¿Y tú? -Hoseok se dirigió a él con cuidado de no sonar tan brusco-. ¿A ti qué te pasa?

«¿Qué me pasa?», pensó. «¿Qué no me pasa?»

Taehyung sonrió ladino.

-Estoy bien, Hobi, de verdad -fingió honestidad para su querido amigo, ocultando las inquietudes de su cabeza-. ¿Me veo raro?

-Te ves... -Hoseok torció el rostro hacia un lado como si le analizara a profundidad-. Distinto.

-¿Distinto...? -pestañeó varias veces del imprevisto-. ¿En qué sentido?

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⏰ Última actualización: Apr 14, 2024 ⏰

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Martirio mío. {Taekook}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora