Capítulo 31 Tranquilidad

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«Esta es la ducha fría más larga que he tomado en mi vida, esa mujer me está enloqueciendo, aahh no sé cuánto tiempo más podré contenerme, pero no puedo estar lejos de ella. Dios que tortura...»

Una vez que la ducha larga y fría de Matt terminó regresó en busca de la chica y no es que fuera masoquista, simplemente no podía alejarse de ella por mucho tiempo

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Una vez que la ducha larga y fría de Matt terminó regresó en busca de la chica y no es que fuera masoquista, simplemente no podía alejarse de ella por mucho tiempo. Ema había sido solo un sueño hasta no hacía mucho y ahora que se habia convertido en su realidad, temía que ella simplemente desapareciera.


- Iiihh, por Dios me asustaste!

- Lo siento linda no fue mi intención

- Qué haces ahí?

- Admirándote!

- Por?

- Porque eres preciosa

- Ven aquí

- Oh no, no, no, no quiero volverme a bañar con agua fría

- Jajajaja, bobo, seré buena, no voy a torturarte más

- Segura?

- Sí. Ven, solo quiero que me abraces


El hombre no lo pensó más y se acercó a ella y ella le hizo un ladito en el sillón para que se sentaran juntos, Matt se acomodó y la rodeó con sus brazos.


- Nunca imaginé lo bien que se sentiría tenerte en mis brazos

- Ni yo lo bien que se siente acurrucarme en tu pecho... Matt

- Uh?

- Gracias

- Por qué?

- Por la tranquilidad que me das

- Ema

- Si?

- Jamás tendrás que volver a sentirte intranquila... yo viviré para amarte y cuidarte a ti y a Andy

- No te importa el lío en que estoy metida por él?

- No, adoro a ese niño, además el me escogió como su papá y yo acepté con gusto, así que en el lío, estamos metidos los dos por nuestro hijo

- Matt, yo te amaré por siempre

- Eso espero! porque yo también te amaré por siempre


Matt beso la sien de Ema y luego la giro un poco para mirarla a los ojos, Ema le sonrió y besó la punta de su nariz y el sonrió, Matt realmente se sentía feliz, pero esa felicidad era cambiante. Desde que supo que Ema era real, su vida se había convertido en una montaña rusa y ahora que la tenía en sus brazos, eso no iba a cambiar, porque en parte, el tenía la culpa de esos cambios.

El Ángel de Mis Sueños, Eres Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora