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ㅤㅤUn suspiro nervioso salió de entre sus labios, ¿Por qué mierda tuvo que haber aceptado la salida? Se miró frente al espejo, dando pequeñas poses para ver si aquella ropa le hacía ver bien.
« ¡Tu puedes! » Se animó a si mismo mientras se regalaba una sonrisa confiada, levantando sus puños hacia el cielo, bajandolos rápidamente al ver lo tonto que era aquello.
Salió de su baño, agarrando su mochila que se encontraba recostada encima de su cama y con rapidez salió de su habitación, bajando sin cuidado alguno las escaleras.
━━ ¡Voy a salir! ━━ Avisó a su progenitor, el cual se encontraba en la cocina haciendo el aseo.
━━ Que te vaya bien en tu cita, Kei-chan. ━━ Keitaro miró avergonzado a su padre, chasqueó su lengua y salió de la casa, dando un fuerte portazo y escuchando la risa suave pero escandalosa de su padre.
Caminó de manera desesperada al punto de encuentro, murmurando palabras de apoyo para si mismo y es que ni siquiera él sabía el porqué estaba así. Sentía como su corazón iba a estallar, sabía que aquello se relacionaba con lo del amor y esas cosas, pero se negaba rotundamente el enamorarse de un pandillero.
━━ ¡Keicchi! ━━ Su respiración se detuvo en el momento en que escuchó aquél grito.
La sangre corrió rápidamente a su rostro, sintiéndolo rápidamente caliente. Los nervios volvieron a florecer y sus latidos nuevamente comenzaban a tener su frecuencia rápida.
Sintió como su piel fría era reemplazada por una mano cálida, bajó su mirada y pudo observar al dueño de sus reacciones.
« Mikey... » Pensó de manera inconsciente. El más bajo sonreía como si nada, como si no supiera las reacciones que provocaba en el más alto y el lo veía algo totalmente injusto, ¿Por qué el debía de estar así?
━━ Oe, ¿Me estás escuchando?
Keitaro salió de sus pensamientos ante el llamado del más bajo. ━━ No, no te estoy escuchando. ━━ Y lo siguiente que el más alto escuchó fueron quejas por su honestidad.
Fue así como el de la cicatriz aguantó quejas por más de cinco minutos, la gente que pasaba por el lugar simplemente los veían extrañados. Mientras que Keitaro simplemente se mantenía serio, escuchando atentamente las quejas del más bajo.
Llevó su mano derecha a la cabellera del Sano, sacudiendo su cabello sin cuidado alguno.
━━ Vamos Mikey, no hay que perder el tiempo en nuestra cita. ━━ Contestó mientras caminaba sin mirar atrás, escuchando los pasos apresurados del pandillero.
Por otro lado, Mikey sentía sus mejillas calientes. El escuchar como el más alto decía tan despreocupadamente el hecho de que tenían una cita lo avergonzaba, y eso el no lo comprendía.
Mikey era igual o hasta más idiota al decir cosas tan deliberadamente, incluso si eran algo cercanos o más íntimos que una cita. Entonces, el no lo comprendía, ¿Por qué se avergonzaba tanto por las palabras del más alto?
Miró hacia abajo, sintiendo su mano tan vacía y helada, luego observó la manos libre de su acompañante, « ¿Su mano será cálida? ¿Fría? » Pensó intrigante ante la respuesta.
De manera lenta acercó su mano a la ajena y la tomó con delicadeza, observó como Keitaro desviaba su mirada para ver sus manos juntas, Mikey juraba haber observado una diminuta pero hermosa sonrisa asomarse en los labios del más alto.
La mano se sentía fría pero tan cálida al mismo tiempo, no era suave, sentía la mano algo aspera pero era algo que a Mikey le gustaba, se sentía trabajada y sabía que el más alto hacia ejercicio y entrenaba.
Una gran aura romántica y enamorada rodeaba a los dos jóvenes, estaban en su mundo, no prestaban atención a las miradas de asco o hasta felices que algunas personas ajenas a ellos les daba.
━━ ¡Keicchi cómprame eso! ━━ Pidió entre gritos completamente emocionado.
Keitaro observó el peluche que Mikey apuntaba con total emoción, soltó un suspiro divertido y se acercó a aquél puesto, sonrió al escuchar como el rubio soltaba chillidos felices y saltaba a su lado.
Los dos jóvenes eran felices, acompañados mutuamente y simplemente disfrutando de la compañía mutua que se daban.
