Octavo mes

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-Che, negra bruja, salí de aquí antes de que te pegue un tajo. Exclamó el carnicero.

Estaban leyendo un libro proveniente de argentina, llamado: "el matadero" de Esteban Echeverría.

Ambos se encontraban en la sala, muriéndose de calor. De no tener aire acondicionado habrían muerto por acaloramiento.

-¿Qué le hago, don Juan? ¡No sea malo! Yo no quiero sino la panza y las tripas... Poe, este libro no es para niños.

-Naturalmente.

-¡No podemos seguir leyendo! Alexander saldrá de mí, asustado y con traumas.

-Bien, ¿qué quieres hacer?

Cerró el libro.

-¡Soñar!

-Prepararé la cama.

Se levantó dispuesto a preparar la habitación, la cama... Ranpo últimamente tenía muchas exigencias, no podía dormir si el aire acondicionado no estaba a 24° o si la cama no era lo suficientemente suave.

-No me refiero a dormir... Quiero que soñemos despiertos.

Poe lo miró fijo. No entendía a lo que se refería, y aquella mirada se volvió algo cansada.

-¿Qué te dijo Mushirato esta vez? Espero no te haya metido otra de sus ideas raras... Si empiezas a ver alucinaciones te mandaré a un psiquiatra.

-Me dijo que tenemos que prepararnos... Ya sabes, hacer situaciones hipotéticas como padres. Resolver problemas como cuando el bebé llora y no sabemos el porqué... ¡Quiero hacer simulacros!

-Tengo el día libre. Adelante.

Ranpo sonrió.

~°~

-¡Oh, no! El bebé comió algo mucho más grande que su garganta... ¡se está atragantando!

Poe puso al bebé de plástico boca abajo, a lo largo de su brazo, utilizando su regazo como apoyo. Introdujo dos dedos a la boca del niño, logrando abrirla lo suficiente para que salga el objeto. Golpeó la espalda, golpes fuertes y rápidos.

-¡Oh, no! ¡se hizo popó!

Recostó al bebé sobre la mesa, boca arriba, y quitó la ropa inferior, para así sacar el pañal.

Luego, con unos pañuelos húmedos, y de muy dulce aroma, limpió la parte trasera del niño.

-¿Y si se golpea la cabeza y sangra?

-Simplemente limpio la zona afectada, y le vendo la cabeza para luego llevarlo al doctor.

-¿Y si tiene hambre?

-Preparo su biberón.

-¿Sed?

-Lo mismo.

-¿Y si te pregunta cómo se forman los bebés?

-¿Cuántos años te adelantaste?

-Hay que ser precavidos, amor.

-El único que está siendo probado soy yo. Tú también deberías. Al menos aprende a cambiarle el pañal...

-¡Le cedo mi puesto de mejor detective a Dazai, antes que cambiar pañales!

Poe admiró a su novio. Se acercó a él y besó sus labios.

-Estás cansado...

-¿Cómo lo notaste?

-Me mordiste el labio muy suave. ¿Quieres acostarte un rato? Te mantuviste en pie todo el simulacro.

-Me divierte verte como padre... Quiero ir a la habitación de Alexander.

-¿Otra vez?

-Me gusta ver la cuna y todo lo preparado para su llegada... Se siente... ¿agradable? No puedo describirlo.

Poe agarró la mano de su novio, y lo guió con delicadeza hasta el cuarto de su futuro hijo.

-Imagina... Alexander estudiando... Será igual de inteligente que yo.

-Karl y tú lo distraerán cuando hace los deberes. Estoy seguro.

-Tú serás algo estricto con él. Yo dejaré que se relaje y coma algo mientras aprende las tablas.

Entraron a la habitación. Y Ranpo miró fijo la cuna que había a un costado.

-Me despedí de mis diez horas de sueño desde que ví el positivo en la prueba de embarazo.

-Tendremos aún menos horas de sueño cuando nazca. ¿Preparado?

-Nunca. Pero lo superaré.

Poe sonrió y miró los juguetes que habían en un mueble muy colorido.

-Ahora que lo pienso... ¿Por qué no quieres comprobar si es chico?

-Yo sé que es chico. Lo puedo sentir.

-Podemos hacer estudios para corroborar-

-¡Créeme! Además, todos los juguetes que compramos son para niño... ¡Yo jugaré con él todos los días!, ¡él será el criminal y yo debo descubrirlo!

-Me parece que Alexander querrá ser el detective, Ranpo.

-No, yo seré el detective. Siempre.

-Eso lo dejaré en problemas irrelevantes.

-Amor, ¿Qué pasa si le hacen bullying?

-Hablar con los docentes y directivos. Que no se repita y reprendan a los culpables.

-Yo voy a deducir quién es el desgraciado... Luego lo acogoto.

-Tampoco hay que ser tan precipitados, amor. Antes de toda acción debe haber un pensamiento detrás.

-Y habrá pensamientos. Pensamientos asesinos por el culpable que le hirió a mi bebé.

-¿Se parecerá a tí o a mí?

-Tendrá tu parecido físico, mi intelecto lo heredará.

-Si lo dices tú no tengo porque negarlo.

Ranpo tocó su panza.

-¡Patea!

Poe inmediatamente puso su mano sobre el lugar donde Ranpo le indicaba que Alexander pateaba. Estaba emocionado, y al sentir aquel pataleo se le derritió el corazón.

Con alegría y apresuro besó a su amante. Ranpo lo correspondió y al terminar sintió la necesidad de correr al baño.

-Tendré una familia... Mi familia.
Fue lo que dijo Poe antes de socorrer a Ranpo, quien vomitaba sobre el retrete.

Continuará...

Bebé - RanpoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora