Prólogo. La suerte de la novia

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𝐑𝐀𝐕𝐄𝐍

¿Cómo es que llegué aquí?

Desde el momento en que pisé Oxford, supe que mi vida nunca volvería a ser la misma. Renato me recibió en el aeropuerto con una sonrisa tan genuina que instantáneamente supe que había tomado la decisión correcta al mudarme aquí. Sus ojos brillaban con una calidez que me hacía sentir como si ya nos conociéramos de toda la vida.

Al llegar a los viñedos de su familia, quedé maravillada por la belleza del lugar. La paz y la serenidad que se respiraba en el aire me envolvieron, y supe que este sería un hogar donde podría encontrar la tranquilidad que tanto anhelaba.

Renato se convirtió en mi compañero y guía, mostrándome los rincones más encantadores de la ciudad y presentándome a sus amigos. Cada día a su lado era una aventura nueva, llena de risas y conversaciones profundas que me hacían sentir más cerca de él de lo que había estado de cualquier otra persona en mucho tiempo.

A medida que pasaba el tiempo, comenzaron a surgir sentimientos más profundos y reales entre nosotros. Su amabilidad y generosidad me conmovían profundamente, y su pasión por los viñedos y la vida en el campo era contagiosa.

Con el tiempo, me di cuenta de que estaba perdidamente enamorada de Renato. No solo por su apoyo incondicional y su cariño constante, sino también por la manera en que me hacía sentir: querida, valorada y, sobre todo, libre.

Recuerdo la cálida brisa que acariciaba los viñedos mientras Renato y yo paseábamos por los campos dorados al atardecer. El sol se estaba poniendo lentamente en el horizonte, pintando el cielo de tonos anaranjados y rosados mientras las sombras se alargaban sobre las filas de viñas.

Renato había organizado una cena íntima entre las hileras de viñedos, bajo un dosel de luces parpadeantes que se balanceaban suavemente con la brisa. El aroma a uvas maduras y flores silvestres llenaba el aire, creando un ambiente mágico y romántico.

Mientras nos sentábamos frente a una mesa elegantemente decorada con velas y flores frescas, sentí mi corazón latir con fuerza, anticipando lo que estaba por venir. Renato me miraba con una sonrisa enigmática, sus ojos brillaban con emoción contenida.

Después de una exquisita cena, Renato se levantó de su silla y se acercó a mí, tomando mi mano con ternura.

—Raven —dijo, su voz resonando con un tono de seriedad y amor—, han pasado tres años desde que llegaste a Oxford y cambiaste mi vida para siempre.

Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras lo escuchaba hablar con tanto amor y gratitud.

—Desde el momento en que te vi en aquel vuelo, supe que estabas destinada a ser parte de mi vida. Has llenado cada día con tu luz y tu amor, y no puedo imaginar un futuro sin ti a mi lado.

Se arrodilló frente a mí, sacando un pequeño estuche de terciopelo de su bolsillo y abriéndolo para revelar un hermoso anillo de compromiso.

—Raven, ¿quieres casarte conmigo y compartir el resto de nuestras vidas juntos?

Las lágrimas resbalaban por mis mejillas mientras asentía con la cabeza, incapaz de encontrar las palabras para expresar la felicidad abrumadora que sentía en ese momento.

—¡Sí, Renato! ¡Sí, quiero!

Nos abrazamos con fuerza, el anillo brillando bajo la luz de las estrellas mientras nos prometíamos amor eterno en medio de los viñedos que habían sido testigos de nuestro amor desde el principio. Era el momento más romántico y perfecto de mi vida, y sabía que siempre lo recordaría con cariño y gratitud.

Love me, Baby » 𝐉𝐉𝐊 | +𝟏𝟖 (STLMD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora