𝐃𝐞𝐜𝐢𝐬𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬

261 28 2
                                    


Cada persona posee un carácter diferente, mismo que es definido por las experiencias del individuo a lo largo de su vida.

Este carácter forma parte de la conducta del sujeto, de esa forma se puede apreciar con mayor profundidad la forma en que se actúa ante diversos estímulos.

Es así que, dependiendo del carácter, cada quien reacciona de distinta manera.

Mientras Elizabeth mantenía una expresión aturdida y lívida, el príncipe se mostraba mareado.

Ambos se habían alejado de aquella posición de lucha con la que todo aquel embrollo había comenzado, él descansaba sobre una silla de madera fina, mientras que ella se había hecho un ovillo en aquella cama en la que había dormido.

Sabían que compartían aquellos recuerdos, la forma en la que se desenvolvían era bastante clara y demostraba que habían visto lo mismo.

Viendo el lado amable, ambos se dieron cuenta de que el otro no estaba tan loco como habían pensado en un inicio.

A pesar de eso, la tensión en el ambiente en vez de disminuir aumentó de forma considerable, darse cuenta de que, de una forma bastante rara, mundos diferentes habían chocado era algo que verdaderamente aturdía.

— Entonces... ¿Eres la cerradura? — la fémina rompe el silencio, viendo la apariencia del otro, si ella no hablaba lo más probable es que se hubiera desquiciado.

Él no responde, solo gira su cabeza en dirección a ella.

Nuevamente, ojos de lugares diferentes chocan entre sí, un verde tan profundo que parece negro y el suave azul del cielo, sostienen miradas como si midieran la voluntad del otro a través de ello. Él busca respuestas que no encuentra, incluso si son dos personas buscando lo mismo en lo profundo de sus almas, dudan encontrarlo, al menos por ahora, después de todo se trata de un encuentro inesperado.

Él suspira y baja la cabeza, solo un poco. El alza y en medio de tartamudeos se esfuerza por hablar.

— Al parecer, sí — murmura, no sabe a quién responde.

Lo que ambos consideraban real ha cambiado, es frustrante que ninguno tenga las respuestas que el otro necesita para saciar aquella duda que se ha implantado en sus mentes.

— ¿Te apellidas Holzer?

— Holmes — corrige — es de origen inglés.

— No comprendo muy bien, no conozco nada de origen "inglés".

— No te preocupes, es entendible — ella se encoge de hombros, quiere restarle un poco de importancia a todo el asunto, su apellido no es tan importante en este momento — estamos hablando en italiano, así que quiero creer que estamos en Italia.

— Pero esto es Etruscan — ahora es el turno de él de interferir.

— Lo sé... Bueno, pretendo saberlo, es solo que... Etruscan podría ser la Italia renacentista de mi mundo.

— ¿Era similar a mi mundo?

Hay un brillo especial cuando el príncipe pregunta aquello, incluso si aún mantiene aquella postura de agotamiento se puede notar el genuino interés.

— Un poco, no lo sé con exactitud — sube una de sus piernas y apoya el brazo en esta, le sirve para estar más cómoda — el tiempo en el que viví estaba demasiado adelantado a esa época.

El príncipe asiente lentamente, poco a poco el silencio regresa a ambos.

Cada uno tiene su propia batalla, sin saber qué hacer o cómo reaccionar.

𝐋𝐀𝐙𝐎 𝐃𝐄 𝐎𝐑𝐎 † Alfonso De CarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora