08| Hazme tuyo

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Justamente esa mañana, cuando los cálidos rayos de sol irrumpieron a raudales por las paredes de su habitación, Taehyung se desperezó con la más positiva de las actitudes. Se sentía demasiado bien, relajado incluso. Era como haber extendido los ojos de una pesadilla oscura y por fin ver esa resplandeciente y cegadora luz iluminarlo.

Agarró el tablet de la mesita de noche y, aun pasando la vista por la lista interminable de correos en la bandeja de entrada y todas las citas que debía atender en el transcurso del día, su optimismo no decayó, sino que aumentó con efervescencia.

Alegre y tarareando una pegajosa melodía, dio comienzo a su rutina diaria. En primer lugar tomaría una relajante ducha: debajo de la cortina de agua, talló la piel con cuidadoso esmero; su mente divagando mientras por caminos que le hacían sonreír tontamente y soltar uno que otro suspiro soñador. Subiendo al costado del cuello, sus dedos cubiertos de espuma titubearon cuando pasaron por encima de aquellas marca de dientes encajadas concretamente en su glándula olfativa.

Enjuagándose con suficiente agua clara, se apuró en salir de la bañadera y, sin importarle estar regando suficientes gotas por todo el piso encerado del baño, se detuvo frente al inmenso espejo. Los ojos del Alfa se inspeccionaron de una punta a la otra con rapidez. El reflejo de su desnudez ni por asomo le interesó, pero aquellas marcas rojizas tuvieron el suficiente impacto para hechizarlo.

Con labios entreabiertos, las acarició; eran poco profundas, nada que desencadenara una infección. Tampoco lucían como las mordeduras de apareamiento con que los Alfas marcaban a sus Omega, pero... Taehyung las veía precisamente como una. Marcado. Reclamado. Por su Omega. De él.

—Mi Omega... —Probó las palabras desconocidas en su lengua, saboreando la corriente satisfactoria de pertenecerle por primera vez a alguien, a él.

Tal vez Taehyung deliraba, pero amaba la locura que representaba esa ilusión. Quería mantenerla por un tiempo, sin escatimar en el demoledor desenlace que, quizás, podrían tener.

Porque ser de Jungkook era su deseo, muy suyo, tanto como para olvidar la condición que la sociedad le concedió y esperar de rodillas que él le otorgue la que deseara. No le interesaba si lo consideraba un perro, una puta o si lo rebajaba a sencillamente nada, cual cero a la izquierda; pisoteado, humillado, ultrajado, Taehyung aceptaría todas y cada una encantando. Incluso si le ordenaba ir con una correa a todas partes, apoyándose únicamente de sus manos y rodillas, le agradecería y rendiría tributo hasta que él tuviera suficiente de su presencia.

Un pensamiento enfermizo y retrógrada, sin duda alguna. Taehyung estaba despojándose de su ser, de lo más inquebrantable, de algo que caracterizaba a cada Alfa: el dominio.

Ser dominado por un Omega, lo anhelaba de nuevo.

Las mejillas de Taehyung tomaron un escandaloso tono rosado. Su mirada periférica se encapsuló en la fiera erección levantándose entre sus piernas. El subidón de la excitación lo obligó a morder su labio para allanar cualquier indicio de gemido. Y tuvo una idea. Debía guardar silencio, ya que no se encontraba solo en el departamento y, aunque fuera lo suficientemente grande para no oírse, no correría con el riesgo de que Taesun y Sojin lo escucharan.

Y por la Diosa Luna, pronosticaba que sería un poco más que ruidoso allí.

Mojando su dedos con una generosa porción del lubricante que guardaba en un cajón, el Alfa separó los muslos, anunciando lo que venía. El calor se extendió por sus entrañas, dirigiéndose rumbo al sur e, ignorando la polla goteante y cargados testículos, recostó parte del abdomen en la isleta de granito, empinando el culo al aire.

¿Qué pensarían del honorable doctor Kim Taehyung, ese Alfa nacido en cuna de oro, postrado de piernas abiertas, excitado con la idea de ser tomado por un Omega? ¿Qué tan retorcido era? ¿Y por qué pensar en todo eso le excitaba en sobremanera?

Forbidden ⟡ KookV - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora