El dragón que nunca encontré

Jugando a quemar árboles

-¡A ver papá! ¡Veamos quién quema más árboles!- Natsu ya desafiando a su padre de mañana.

-Pero Natsu, ya jugamos a eso ayer...

-Y que mas da, aquí con magia se pueden re-establecer los árboles, no te preocupes por eso-.

-¡En ese caso empezaré yo!- dicho esto, Igneel cogió aire, y lo expulsó en forma de fuego- ¡Jaja! supera eso- dice el dragón rojo en tono de burla.

-Tu observa- contesta sonriendo- ¡Karyū no Hōkō! (Rugido del Dragón de Fuego)- las llamas fueron destruyendo una gran cantidad de árboles, y tal y como dino Natsu, los árboles de recomponen con magia al instante.

-¡Mmm...! No está mal, pero seguro que lo puedes hacer mejor- ahora volvió a rugir el dragón de escamas rojas, él también quemó un gran número- ¿Qué? ¿sigues queriendo más?- ahora si se divertía.

-¡Pues claro!-

Estuvieron así todo el día, hasta que ya se cansaban de escupir fuego y cesaron.

-¿Ya te cansaste...?- pregunta Natsu entre risas.

-Tu también, así que no me quejo- también se ríe.

-Bueno, será mejor que descansemos un poco...- después de decir esto, Natsu se duerme agarrado a una de las patas del dragón, no podía permitir que se volviera a marchar- buenas noches papá...-

-No te preocupes, te prometí que no me volvería a marchar, esta vez no romperé mi promesa- se acurrucó tapando a "su pequeño", y esta noche durmieron en el bosque, como el los antiguos tiempos.

FIN