Capitulo 7.- -Buenas tardes, señoritas -dice él mientras sale por la puerta deslizante. -El Sr. Mouque la verá ahora. -Srta. Ferrara. Puede pasar -dice la Rubia Número Dos. Me pongo de pie temblorosamente, intentando suprimir mis nervios. Recogiendo mi cartera, abandono mi vaso de agua y me abro paso hacia la puerta parcialmente abierta. -No necesita tocar, sólo entre. -Ella sonríe amablemente.
Empujo la puerta para abrirla y entro a trompicones, tropezándome con mis propios pies y cayendo de cabeza dentro de la oficina.
Yo y mis dos pies izquierdos! Estoy sobre manos y rodillas en el umbral de la oficina del Sr. Mouque y amables manos están rodeándome, ayudándome a ponerme de pie. Estoy tan avergonzada, maldita sea mi torpeza. Tengo que armarme de valor para levantar la mirada. Dios mío, él es tan joven.