¿En su corazón aun es capaz de sentir las emociones que sentía cuando era estudiante?
Aquella pregunta, aun si responderla debería ser sencilla, Bakugo no recordaba el momento exacto en que dejo la casa de aquel chico de cabellos duales ni cuando llego a su propia casa. Incluso era incapaz de recordar como llego. Recostado en su cama, sus únicos pensamientos giraban en torno a esa cuestión que se le había sido hecha. Él, quien había logrado cumplir el sueño que desde niño siempre añoro cumplir, ciertamente lograba recordar vagamente aquellas emociones. Jamás podría olvidar cada sentimiento, cada experiencia. Ellos eran quienes lo motivaron. Fueron las que siempre lo hicieron ir hacia adelante.
Pero, entonces, ¿Cuándo fue que algo cambio?
"Cómo pueden entender a quienes quieren proteger si se olvidan de que ellos mismos son simples humanos."
Una simple existencia, un encuentro accidental. La búsqueda por una simple cena lo había conducido a encontrarse con alguien capaz de hacerlo cuestionarse aspectos que nunca contemplo ni permitió que nadie le cuestionara. No eran cercanos. Tan solo dos completos extraños. Apenas poseían un par de intercambio de palabras. Y, sin embargo, aquel chico de duales cabellos se mantenía fuertemente arraigado en su memoria. Pocos datos eran los que poseía, quizás tan solo deseaba creer saber algo sobre el chico llamado Shouto. Levantándose, se aproximó a su escritorio, busco una pluma y una libreta, y volviendo a sentarse en su cama se dispuso a escribir.
"Posee una cafetería"
Un dato simple. Sencillo. Obvio, más, sin embargo, significativo. Bakugo comprendía ello, quien viera tal detalle tan solo lo vería como un dato carente de importancia. Un dato irrelevante. No obstante, para Bakugo era importante. Era el lugar donde por primera vez sintió un halo de paz envolverlo. Donde se podía disfrutar una comida tranquilamente. En que se era tratado de igual a igual.
"Su cabello es de color rojo brillante y blanco níveo perfectamente dividido"
La primera imagen en venir a su mente, sobre quien dirigía aquel grato lugar, fueron aquellos cabellos poco usuales, dentro de una sociedad tan diversa como lo eran los propios quirks, nunca había encontrado alguien cuyos cabellos supusieran un aspecto para recordar. Aun si tan solo los contemplaba, le hacían querer acariciarlos y sentirlos entre sus dedos.
"Su voz es agradable al oído"
Bakugo se preguntaba cuántas personas habrían caído presas de aquella armoniosa voz, cuyo tono no requería elevarse para hacerse escuchar. Con tan solo pronunciar la más pequeña silaba conseguía ser escuchada sin exigirlo. Aun si tan solo visito aquella cafetería en dos ocasiones, ambas fueron suficientes para hacerle ver que nunca nadie parecía interrumpir a Shouto cuando este empezaba a atender. Fueran clientes ya disfrutando sus comidas o quienes aún intentaban decidir que pedir, se hacía notar que los ruidos disminuían en cuanto los labios de aquel chico empezaban a articular palabras.
"Sus ojos destellan en deslumbrante color turquesa y plata"
Una mirada fue el segundo contacto entre ellos. Sus miradas tan solo se cruzaron sin ningún pensamiento en su primer encuentro. Intercambiar miradas fue el simple reflejo a su interacción. Una acción que ambos efectuaban cotidianamente y que, sin embargo, uno de ellos se permitía sentir diferente. En sus posteriores encuentros sus miradas apenas establecían un mínimo de contacto, sus encuentros eran fugaces y tan solo los orbes carmín se mantenían fijos sobre la figura de quien eran incapaces de apartarse. Bakugo en aquellos heterocromáticos orbes podía detectar diversas emociones entremezclarse, todas cambiaban en función de las personas a quienes estuvieran mirando. Seriedad cuando la policía lo interrogo. Calma al dirigirse a un cliente. Indiferencia al tratar con alguien vistiendo un traje de héroe. Inmensurable destello al estar junto a Midoriya... una involuntaria explosión destrozo la pluma en su mano. Deteniéndose unos momentos a pensar en ese último detalle, Bakugo podía darse cuenta de la molesta sensación que lo envolvía cada que era consciente de la cercanía existente entre su amigo de la infancia y aquel joven de duales cabellos, aun si sus interacciones con este último resultaban casi nulas, por alguna razón estaba sintiéndose molesto por una convivencia donde todos parecían ser simples extraños.
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Tardes de Pastel con fresas y Café [BakuTodo]
Hayran KurguApenas fueron requeridos un par de segundos para alterar la pacifica vida de Bakugo Katsuki, el actual héroe n°1. ¿Qué podría volcar tan rápido la vida de alguien?, para él fue encontrarse con un chico un tanto especial. Una existencia quien, pese a...