Un beso que sana

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Caminaste silenciosamente de puntitas por el Sunny en medio de la noche. La tripulación había atracado en una pequeña isla durante unas semanas, y hoy, habías salido a beber con Nami, las dos querían ir de fiesta una vez más como solían hacerlo cuando ambas se unieron a la tripulación desde el principio.

"¿Crees que estén todos dormidos?" Susurraste, mirando hacia atrás a la navegante, que también estaba haciendo todo lo posible por estar callada. "Por tu bien, eso espero". Ella murmuró, con la cabeza señalando hacia tu labio que cubrías con un pañuelo. Resoplaste poniendo los ojos en blanco. "Vamos a la enfermería". Ella asintió y las dos se colaron por los oscuros pasillos del barco.

"¿Cómo te sientes?" Nami preguntó al llegar a la puerta del consultorio de Chopper.

El alivio se derrumbó sobre ustedes cuando las luces se encendieron y la habitación estaba vacía. "Siéntate en la silla; conseguiré el botiquín de primeros auxilios". Haces lo que dice Nami, tirando tu abrigo sobre el respaldo de la silla antes de sentarte con un fuerte suspiro. "No sabía lo cansada que estaba". Murmuraste, Nami se rió en respuesta cuando caminaba hacia ti, con el equipo en la mano.

"Bueno, podría estar equivocada, pero creo que una gran parte de eso podría ser lo que pasó allá". Ella hizo un gesto hacia tu labio, con una sonrisa astuta en su cara. Tarareaste "hmm", inclinándote hacia atrás en la silla, con el pañuelo todavía cubriendo el área irritada. "Lo que sea, terminemos con esto".

Antes de que cualquiera de ustedes pudieran hacer otra cosa, la puerta se abrió, lo que hizo que saltaran mientras ambas se giraban para ver quién entraba en la habitación.

Sentiste que tu corazón se detuvo y tu cara palidecía. Allí, imponente en la puerta, estaba tu sobre protector novio Roronoa Zoro.
Rápidamente ocultaste tu labio inferior entre tus dientes y te negaste a moverte incluso ligeramente de tu lugar. Zoro las miró a los dos; su ceja se arqueó a la vez que dejaba de jugar con el vendaje de su mano.

"¿Ya volvieron tan pronto? ¿Qué están haciendo aquí?" Se quejó, asumiendo que todavía estarías disfrutando de tu noche.

Nami se rió mientras se paraba delante de ti, agitando una mano."¡Nos cansamos! ¡T/n y yo venimos por curitas por las ampollas que nos sacaron los tacones!" Sonreíste con el labio aún oculto y asentiste con la cabeza detrás de Nami, como si avalaras la respuesta.

Por la mañana de ese día, Zoro y tú habían iniciado una discusión que terminó en una pelea porque no quería que salieras sola a beber con Nami, dándote un sermón que ya no es como solía ser, no podían pasar desapercibidas ahora que todos eran piratas con recompensas altas, el peligro acechaba por todas partes. Por supuesto, ambos terminaron gritándose el uno al otro. Zoro gritó que necesitaban ir acompañadas, mientras que tú giraste que estaba siendo sobreprotector.
Terminó con los dos alejándose, sin hablar por el resto del día.

'Maldita sea, ¿por qué él tenía que aparecer justo ahora?' pensaste cerrando los ojos; comenzó a dolerte la cabeza.

Zoro las miró a las dos, su ojo se estrechó de sospecha dejando salir un pequeño gruñido antes de envolver su herida en vendajes limpios. "Ya veo..." Murmuró, agarrando lo que necesitaba.

Te sentaste mirando la pared, rezando para que se diera prisa y se fuera. Para tu colmo, Zoro se sentó en el borde de la pequeña cama frente a ustedes. Te miró, inspeccionándote, con una expresión en blanco en su cara.

"No dejen que las detenga entonces". Nami se estremeció, el sudor goteaba por su cuello mirándote, sin saber qué hacer. Mordiste más tu labio aguantando el dolor, maldiciendo tu suerte mientras tu pierna empezaba a inquietarse hacia arriba y hacia abajo.

Roronoa Zoro OP One Shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora