Advertencia ⚠️ 🔞
En este si hay 🍋😏
Contenido sexual, menores abstenerse———————-
Finalmente, llegamos al castillo, y verlo de cerca lo hizo parecer aún más aterrador. Por un momento, una sensación de miedo me invadió, pero la presencia de Zoro a mi lado me infundió valor. Después de todo, si él estaba conmigo, no debía temer, ¿Cierto?
Dentro del castillo, la oscuridad era casi absoluta, pero afortunadamente, pude conjurar una linterna con mi magia para iluminar nuestro camino. A medida que avanzábamos, nos encontramos con gusanos e insectos por doquier, lo que provocó que soltara un grito. Rápidamente, una mano de Zoro cubrió mi boca para evitar que nuestros sonidos alertaran a posibles amenazas. Las pinturas y el papel tapiz de las paredes yacían caídos, evidenciando que la mansión había estado abandonada durante mucho tiempo. Además, huesos humanos se esparcían por el suelo, lo que aumentaba mis nervios.
Frente a nosotros, se extendía una gran escalera central, con habitaciones a ambos lados. Optamos por ir hacia la derecha y abrimos la puerta de una de las habitaciones. La razón detrás del insoportable hedor pronto se hizo evidente: comida podrida y cubierta de hongos y gusanos se descomponía donde se suponía que debería haber estado un gran comedor. La mesa permanecía puesta tal como la habían dejado los antiguos habitantes.
"Cubre tu nariz", me indicó, consciente de la pestilencia y el peligro que corríamos si inhalábamos las esporas de los hongos.
"No me lo digas dos veces" le respondí con la nariz ya cubierta con mi mano enguantada. Mientras avanzábamos por los corredores sombríos, notamos ruidos que nos pusieron en alerta.
"Parece que tenemos compañía, así que mantente cerca y alerta", me susurró al oído, su proximidad erizándome la piel.
Espera, ¿Acaso dijo que tenemos compañía? Automáticamente, mis piernas temblaron, pero seguí adelante. Pronto, entramos en otra habitación, y el olor a putrefacción fue reemplazado por humedad y moho, al menos ya podíamos respirar.
Me distraje explorando los viejos libros en el librero y leyendo algunas cartas antiguas, sin darme cuenta de que al tirar de un libro encendería el mecanismo entrando en una trampa clásica. El librero giró repentinamente, atrapándome en su interior.
"¡T/n!", lo escuché gritar desde el otro lado, pero la trampa se había cerrado de manera efectiva. ¡Genial! Ahora estaba sola, atrapada en la oscuridad, y cagada de miedo.
"Zoro, ¿me escuchas?" dije, intentando hacerme oír a través del librero. Empujé el mueble de nuevo, pero mis esfuerzos resultaron en vano. "Tal vez si sacas otro libro, se activará de nuevo", le sugerí.
"No, ya tiré todos los libros, se activa del otro lado", me respondió con frustración.
"Intentaré de este lado", decidí y traté de tirar de un libro, pero no se activó. Maldita sea lo que faltaba. Tengo que resolver un rompecabezas en un castillo aparentemente embrujado.
Miré a mi alrededor y lo que vi me puso la piel de gallina. La habitación estaba repleta de muñecas de todo tipo y tamaño, todas con sus miradas fijas en mí. Me aventuré a explorar más y encontré un botón que, al presionarlo, hizo que las muñecas comenzaran a moverse en mi dirección. El pánico se apoderó de mí, y retrocedí hasta topar con el librero. Las muñecas se acercaban cada vez más, algunas de ellas sosteniendo cuchillos en sus manos.
Con desesperación, me volví hacia el librero y le grité: "¡Gira!" El librero obedeció y giró, enseguida me aferré a la silueta de Zoro, pero no se sintió como él, con recelo busqué su rostro, en efecto tenía ojos amarillos pero no era mi compañero, en su lugar estaba abrazando a otro hombre lobo más ancho de cabello largo y rubio. Grité, sobresaltada, y me alejé, me encontraba en otra habitación. El librero no giró hacia donde estaba Mi hombre lobo.
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Roronoa Zoro OP One Shots
Fiksi PenggemarHistorias random de nuestro desubicado y sexy marimo -Los personajes y temática pertenecen a Eiichirō Oda - Contenido para público maduro +18 -El contenido multimedia pertenece a su respectivo autor.