El día que te fuiste

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Zoro caminaba por la cubierta, el cálido viento marino acariciaba su rostro mientras se dirigía hacia la cocina. Allí, te encontró, radiante y bella como el día en que te había conocido. Te estabas preparando un bocadillo. Sus risas llenaban el aire mientras compartían historias y recuerdos.

"Zoro, siempre fuiste un comilón. ¿Listo para un buen Sake?" Zoro sonrió.

"Siempre das justo en el clavo, T/n."

Pasaron el día juntos, como si el tiempo se hubiera detenido. Jugaron a las cartas, se desafiaron mutuamente en ejercicios de espada y disfrutaron de la compañía del otro. Era un día perfecto.

Despertó de golpe con una mezcla de sentimientos que lo dejaban confundido, a medida que iba reconociendo la realidad la desesperanza hundió su corazón.

Tuvo ese sueño otra vez, en el que estabas junto a él.
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Llovía y en medio del campo de batalla te vio de reojo y se paralizó, por poco lo corta la espada del enemigo.

"Estás aflojando Zoro" te burlaste, apareciendo junto a él, luego corriste y te perdió de vista, fue cuando reaccionó y corrió hacia a donde te habías ido, buscándote como loco en medio de los golpes y la lluvia, te volvió a ver tirada en el suelo y herida, un marino estaba apunto de atacarte, pero el espadachín con choque contra espadas cubrió tu cuerpo, le atizó al enemigo con Wado Ichimonji y cayó muerto.

Volvió hacia a ti y cuando estaba por tomarte entre sus brazos te desvaneciste. Gruñó cerrando los puños de la impotencia. No podía estar pasándole otra vez, y Sanji lo ha visto, sabe que Zoro no ha superado tu muerte. Había notado los momentos en los que la mirada de Zoro se perdía en el vacío, cuando su espada parecía danzar al ritmo de un recuerdo. Aún te ve, pasas por su vida como si de un fantasma te trataras. Uno que anhela que aparezca.

Con una patada Sanji defendió a su Nakama de un marino que estuvo a punto de atacarlo. Cayó de pie a un lado de su amigo, prendió el cigarrillo y lo inhaló. Haciéndole compañía silenciosa a Zoro que yacía de rodillas, roto por dentro. No eran necesarias las palabras, por mucho que le moleste, Sanji conocía a Zoro a la perfección.

"Vamos Marimo, la batalla aún no termina" lo animó a continuar, a lo que Zoro le respondió asintiendo la cabeza.

La pelea terminó y como siempre los Muguiwara salieron victoriosos, sin embargo ya no celebran como antes, es su modo de rendirte homenaje. Cenaron, como siempre riendo y conversando, pero Zoro estaba perdido en sus pensamientos.

Una vez se fueron a dormir Zoro inició su turno de guardia, se paseó por el barco viendo posibles amenazas en el horizonte.

De pronto sintió una calidez extraña, y una luz ilumino la popa del barco, fue hasta aya y lo que vió lo volvió a paralizar, estabas ahí, en verdad ahí, Zoro se acercó lentamente como si dudara, el miedo que tu imagen se desvaneciera estaba latente.

Le sonreíste y las defensas de Zoro cayeron, sintió un cosquilleo tan fuerte en el estómago que casi se dobla de la impresión.

"T/n, ¿eres tu en verdad?" Tuvo que forzar la voz para poder hablar.

"Si Zoro, soy yo" le respondiste con una voz casi angelical. Corrió y te abrazó, esta vez no escapaste de sus brazos, te podía sentir, lo abrazaste devuelta y Zoro se sintió en casa. Un momento que atesorará para toda la vida.

"Te extrañé tanto" dijo en un susurro y con lagrimas en los ojos.

"Y yo a ti..." lo alejaste un poco para verlo a los ojos

"Ha pasado tanto tiempo desde que nos separamos en aquella batalla...el día que te fuiste"

"Sé que has estado luchando y entrenando duro. Has crecido mucho, Zoro."

"Siempre has aparecido en mis sueños. Revivo una y otra vez el momento... es mi culpa, debí protegerte".

"No fue tu culpa, Cariño. No quiero que te quedes atrapado en el pasado por mi causa. Es de lo que vine a hablarte".

Zoro frunció el ceño, confundido.

"¿A qué te refieres?"

"Cada vez que me llamas aparezco como un fantasma en tus sueños, estás atado a nuestro pasado. Quiero que sigas adelante, que cumplas tu promesa y tu sueño de convertirte en el mejor espadachín. Necesitas avanzar".

Zoro, con lágrimas en los ojos, finalmente entendió. A regañadientes, pero con el corazón lleno de amor y gratitud, te besó y te dejó ir. Te vio desvanecerte pero esta vez no sintió tristeza, sino una sensación de paz y liberación.

Sanji, sintió un nudo en la garganta al presenciar la despedida entre Zoro y tú, sabía que debía mantenerlo en secreto. No era su lugar intervenir en los asuntos personales de Zoro, especialmente en un momento tan íntimo.

"Zoro, finalmente encontraste tu camino. Descansa en paz,T/n." Susurró para si mismo mientras se alejaba a los camarotes.

Decidió guardar ese secreto, sabiendo que Zoro había tomado una decisión que lo impulsaría hacia adelante en su búsqueda de convertirse en el mejor espadachín, y Sanji respetaría eso. Desde entonces, continuaron sus aventuras como Sombrero de Paja, llevando consigo el amor y los recuerdos de ti en sus corazones, sin que Sanji revelara jamás lo que había presenciado.

Roronoa Zoro OP One Shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora