De vuelta al infierno

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No, otra vez no por favor; no puede ser que tenga que ir otra vez a ese sitio, a ese lugar espantoso, presente en todas y cada una de mis pesadillas, no puede ser real que tenga que volver a ese infierno llamado instituto.

Me desperté a las 06:30 como siempre, antes de bajar a desayunar fui a ducharme y a vestirme.

Ese día hacia un calor mortal, pero yo no podía permitirme el lujo de ir en pantalones cortos o con una falda, y de ponerme un vestido ya ni hablamos.

Y os estaréis preguntando por que, pues la razón es muy sencilla, estoy gorda.

No es que a mi me preocupe demasiado estar flaca o gorda, ser bonita o fea, sinceramente nada de eso me importa; pero lo que si me importa (o mas que importarme me afecta) son los comentarios y burlas constantes de la gente.

Desde que soy pequeña que sufro de bullying por parte de mis compañeros por mi apariencia física, y como seguramente habréis intuido no soy para nada social, y claro si no eres social y aun encima te hacen bullying no sueles tener amigos. Pero yo por suerte tengo a Marta, mi mejor amiga, no le importa lo que los demás dicen o piensan de mi, ella me quiere tal y como soy.

Marta a diferencia de mi es guapísima, tiene unos ojos azules que te vuelven loco al segundo y su sonrisa... su sonrisa enamora a todos los que tienen el placer de presenciarla, pero aunque sea tan extremadamente guapa también esta un poquito gorda, bueno mas que gorda ella está rellenita, pero por alguna razón a ella no le hacen ni la mas mínima burla, supongo que sera por su carácter, ya que ella es super buena con todos pero cuando se enfada... mejor no quieras saber como se pone.

-¡Maria! ¡Baja que no te va a dar tiempo a desayunar! -gritó mi madre desde el piso de abajo.

-Si mamá ya voy -le conteste yo en voz mucho mas baja de la que había usado ella.

-Ay pero cariño no tienes que ponerte así cada vez que vuelves al colegio.

-Mamá no es el colegió... son todos los que también están en él.

-Ay pero ya vas a ver como este año nadie se mete contigo, estas mas delgada y muchísimo mas guapa -la miré con mi famosa cara de "estas bromeando"- y no pongas esa cara que al final te vas a ir andando al instituto- dijo bromeando.

Se me escapó una leve sonrisa - ¡Ves! así te ves incluso mas hermosa de lo que ya eres.

-Si mamá lo que tu digas, y ahora déjame comer tranquila por favor.

En el fondo mi madre me daba pena, tenia que soportar y ver todo lo que jodían a su hija cuatro imbéciles y ella no podía hacer nada al respecto, pero lo que mas la afectaba era ver que yo estaba triste, y desde hacia ya mucho tiempo creía que mi tristeza se devia a que estaba insegura de mi cuerpo y por ese motivo siempre me estaba diciéndome que era bonita o que había adelgazado, claro que eso era mentira ,pero siempre estaba fingiendo que sus comentarios me reconfortaban par que así ella se sintiera mejor.



Mi madre paro el coche juste delante del instituto, antes de bajar me aseguré de que ninguno de mis compañeros estuviera por ahí cerca.

Salí del coche ya que no vi a nadie que me conocieran por los alrededores, cuando me gira para o¡ver como el coche de mi madre se alejaba a lo largo de la calle, sentí que alguien me ponía la mano en el hombro, me giré sobresaltada:

-Ui perdón no sabia que te habías vuelto tan asustadiza -dijo Marta en tono burlón.

-¡Ai pero tú eres tonta! casi me matas de un infarto.

Mis amigas Ana y MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora