9

72 4 0
                                    

Estaba terminando de cambiarme para dormir y escuché un ruido que venía de la ventana que estaba cerca de mi tocador, así que decidí acercarme a ver qué era —

¿Qué carajo haces aquí? — miré hacia abajo.

Déjame entrar — juntó sus manos en forma de suplica.

No hagas más ruido — dejé abierta la ventana y entré nuevamente a mi habitación y me senté en una esquina de mi cama a ver mi teléfono.

¡Joder! Me golpeé dos veces con una rama intentando subir a tu habitación —habló mientras sacudía su gran camiseta.

Bien, ¿qué quieres? — dejé mi teléfono a un lado.

Verte — sonrió.

Ya me viste, puedes irte — sonreí y apunté la ventana.

Por favor Ivanna, no seas tan terca — se acercó a mi.

Ya vete, respeta a tu noviecita, sé fiel al menos una vez — crucé mis brazos.

Sabes que a quien amo es a ti Ivanna — trató de tomarme de la cintura, pero se lo impedí.

Ella es tu novia, por lo tanto debes quererla — me acerqué a mi espejo y peiné mi cabello.

¿Tú quieres a Stiven? — se sentó en un puff que estaba cerca de mi tocador, con esa maldita sonrisa de victoria que de una manera u otra, me estaba empezando a encantar.

Eso es diferente, él y yo no somos una pareja oficial, pero si le tengo cariño — lo vi a través del espejo.

¿Ves? amas a alguien más estando con él, lo mismo me pasa a mi, sé que tú me amas a mí, Ivanna, esto es mutuo ¿o me equivoco? — jugó con su piercing, me estaba volviendo adicta a su sonrisa.

Te equivocas, ya vete, no quiero que Georg o Gustav te encuentren aquí — me acerque a la ventana esperando que se levantara — además tengo sueño — bostecé falsamente.

Mientes, nunca se te forman hoyuelos al bostezar — se acercó a mi y me tomó del mentón delicadamente.

—alejé su mano de mi— Ya cállate —señalé la ventana con mi mirada — Anda, ya vete.

Me iré, pero al menos dame un abrazo de buenas noches, ¿si? — extendió sus brazos esperando a que me acercara.

— rodeé los ojos — Que molesto eres —susurré, y le di un abrazo rápido.

Salió de mi habitación de inmediato, cerré la ventana, esta vez me aseguré de dejarla con seguro, talvez y volvía a querer entrar. Quité mis pantuflas y las hice a un lado de mi cama, revisé la hora por última vez y me dormí de inmediato.

(...)

Buenos días, dormilona — Alexa entró lentamente en mi habitación y se sentó a mi lado.

Buenos días — dije aún acostada sin abrir los ojos.

¿Qué hacia Tom aquí anoche? — me hizo cosquillas y sonrió.

— Levanté mi cabeza de inmediato —¿De qué hablas?— quité las sábanas que me cubrían.

No creas que no te escuché hablando con él, Ivanna — sonrió.

¡Carajo! ¿Los chicos escucharon? — pasé mis manos por mi cabello en forma de desesperación.

No te preocupes por eso, linda, me ocupé de que ambos se quedaran en sus habitaciones — sonrió y acarició mi espalda.

Gracias Ale. Por favor, que nadie más se entere de esto — sonreí.

El vecino de al lado - Tom Kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora