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6 años después.
Rosita, Eugene, Aaron y ______ buscaban a Judith por el bosque después de haber cazado un venado para llevarlo a Alexandria.
–¡Judith!– la buscó Rosita.
–¡Jude!– también la llamó la joven Dixon.
Judith salió de entre los árboles, corriendo.
–¡Estoy aquí!– se le escuchó decir a la pequeña.
–¿Estás bien?– le pregunto Aaron, acercándose a ella, preocupado.
Los demás también se acercaron para asegurarse de que la más pequeña de los Grimes esté bien.
–Los oí gritar. Necesitaban ayuda– habló Judith luego de que el grupo viera llegar a unas personas detrás de la pequeña.
–Unos enfermos tomaron nuestra guarnición– habló uno de ellos– Le debemos la vida a la señorita Grimes.
–Aún necesitan nuestra ayuda– dijo Judith y le entregó una cantimplora, que cargaba Aaron, a una mujer que se veía débil.
El grupo estaba asombrado. Eran nuevas personas, personas desconocidas. No podían dejarlas ahí tiradas, pero tampoco podían asegurarse de que fuesen de confiar.
–Jude. No podemos hacer eso y lo sabes– le habló Rosita.
–Pero...– Judith iba a insistir, pero el mismo hombre que dijo algo hace unos segundos habló.
–Oigan. Hace mucho tiempo, incursioné en las artes culinarias...
–Luke...– otra mujer de su grupo mencionó su nombre.
–...y, con un poco de ayuda, puedo convertir ese ciervo en un excelente osobuco– siguió hablando el hombre.
–Estofado– le corrigió Eugene– Nosotros hacemos estofado... Más combustible para las masas.
–¿Son muchos más?– preguntó una mujer de cabello rizado.
–Sí, muchos. Estamos rodeados de muros...– ______ interrumpió a Judith.
–Jude– la miró con cara de "no cuentes nada".
Unos caminantes aparecieron de entre los árboles y Eugene se acercó con su cuchillo y los remató a todos.
–Vienen más en camino– avisó Rosita– Debemos irnos.
–Necesitan comida, agua y medicamentos– volvió a hablar Judith.
El grupo no dijo nada.
–Sí ellos no vienen, yo tampoco– esta vez, la niña amenazó.
