𝐋𝐔𝐍𝐀🌑

𝟵|𝗘𝗡𝗔𝗠𝗢𝗥𝗔𝗗𝗔 𝗗𝗘 𝗠𝗜 𝗩𝗘𝗖𝗜𝗡𝗢

◤LUNA

A la mañana siguiente, mi alarma sonó muy temprano. La había programado con tiempo, ansiosa por prepararme y lucir bonita para mi ahora novio. La felicidad burbujeaba en mi interior, una emoción nueva y emocionante.

¿Quién se iba a imaginar que me iba a enamorar de mi vecino, ese al que tanto detestaba por su hábito de fumar? Solo esperaba poder ayudarlo a dejar ese asqueroso vicio, aunque sabía que no sería fácil.

Mientras me maquillaba, un terrible dolor de cabeza se apoderó de mí. Quizás la migraña que me había atormentado durante meses estaba regresando. Frustrada, dejé mi maquillaje en un estilo supersencillo; el dolor aumentaba con cada minuto que pasaba. Recordé que tenía medicamentos en mi cajón y me tomé dos tabletas. Al cabo de unos minutos, el dolor comenzó a disminuir, pero aún así me sentía un poco mareada.

Justo cuando me sentía lista, Hyunjin llegó por mí. Me preguntó si ya había desayunado, y le confesé que no, que la migraña me lo había impedido. Así que decidimos pasar por una cafetería cercana y pedir unos sándwiches. Mientras compartíamos un desayuno improvisado, me sentí un poco mejor; el aroma del café y el sabor del pan fresco ayudaron a calmarme.

Al llegar a JYP Entertainment, el ambiente vibrante me hizo sentir nerviosa. Las chicas en la recepción me miraban raro, pero a Hyunjin no le importaba en absoluto. Con un gesto de confianza, me tomó de la mano y juntos subimos al piso donde estaban sus compañeros y amigos. Nos recibió el guapísimo Kim Seungmin, quien me sonrió con una calidez que me hizo sentir bienvenida.

—¡Enhorabuena, Jinnie! Marion, eres muy linda —dijo con su hermosa sonrisa, su cabello rubio simulando las orejitas de un adorable perrito.

A medida que todos se presentaban, su amabilidad y simpatía me hicieron sentir más cómoda. Fue emocionante ver a Hyunjin bailar en vivo; su talento era impresionante, cada movimiento destilaba pasión y energía. Más tarde, el señor Park Jin Young llegó; al principio, lo vi mirarme con desdén, quizás recordando a la exnovia de Hyunjin. Sin embargo, con el paso de las horas, en el transcurso de los ensayos, logré sacarle algunas sonrisas y hasta empezamos a bromear juntos. Sentí que me estaba ganando su aprobación, y eso me animó.

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Por la tarde, Hyunjin me llevó de regreso a casa, pero tenía que hacer unas grabaciones de improviso y no terminaría hasta tarde. Al llegar, una pesadez inmensa se instaló en mi espalda, como si el peso del mundo me oprimiera. La falta de aire me hizo sentir mareada y, en un instante, me desplomé en la puerta de mi habitación.

Tendría tres minutos de haberme desmayado cuando mamá me encontró. Con una mezcla de pánico y determinación, llamó a los servicios de emergencia y me trasladaron al hospital. Recuerdo vagamente la luz fría y los rostros preocupados a mi alrededor.

Una vez en el hospital, me hicieron una serie de análisis de laboratorio. El médico encontró un tipo inusual de glóbulos blancos en mi sangre, lo que provocó una serie de exámenes adicionales: resonancias magnéticas, tomografías por emisión de positrones, ecografías y una biopsia, todo ello en el transcurso de unos días que parecían eternos. A pesar del caos, decidí no comentarle nada a Hyunjin. Se le veía tan feliz, sin sus cigarrillos y siempre sonriendo. No quería arruinar su alegría con mis problemas.

Mientras yacía en la cama del hospital, me preguntaba cómo podía enfrentar esto. La idea de perder todo lo que había comenzado a construir con Hyunjin me llenaba de miedo. Pero, más allá de la incertidumbre, había una chispa de esperanza. Tal vez, solo tal vez, podría superar esto y tener una vida plena junto a él.