EXTRA #4

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Becky estaba ligeramente arrepentida, ahora, en el vestidor de las animadoras.

¿Cómo terminó aceptando ser novia de Friend?

La respuesta era simple: apariencias.

Ella era una buena jugadora de fútbol, lo había demostrado hace dos semanas al entrar al equipo. También era popular, todas querían salir con el (Las chicas en este fic tienen problemas mentales)

Además, Becky era una animadora, era casi por un equilibrio social colocarse de novia con ella. Pero se negaba a aceptar la razón más probable, quiso salir con ella para sentirse bien consigo misma, que era como cualquier otra chica linda y popular.

Que no era aquella Becky Armstrong que le incomodaba, esa extraña chica con mariposas en el estómago y tontos pensamientos sobre Freen. Esa Becky era anormal, no tenía sentido, nunca pensaba con claridad alrededor de la ojiverdes y sentía extraños impulsos de agarrarla de la mano y entrelazar sus dedos, al verla en el pasillo.

La castaña prefería a la otra Becky, la normal, con preocupaciones tales como si recibiría un vestido para Navidad o si  la invitarían a salir, la cual era ella misma hace un año atrás, antes de conocer a aquella chica gótica del demonio. Friend era la  única que la mantenía cuerda, o la hacía sentirse así.

Respiró profundo, se sentía más segura al anotar sus inseguridades en su diario. Y desde que Freen apareció en su vida, vaya que había escrito.... varias páginas en él.

-¡Por supuesto chicas!- escuchó la voz de la amiga de la ojiverde, aquella que le caí tan mal, Engfa

Frunció el ceño, aún sin verla, irritándole su voz, aunque no encontraba una razón exacta por la cual detestaba a la Castaña. La chica entró a los vestidores, despidiéndose de unas amigas suyas antes de ir a su casillero. Hace pocas semanas que eran nuevas en el equipo, pero llevaban una pequeña rivalidad, quien hacía mejores giros o quien dirigía los entrenamientos.

Becky casi siempre ganaba, debería de sentirse victoriosa al ver la mirada resentida que le daba la chica durante aquellos momentos. Pero cualquier felicidad desaparecía al recordar que Engfa era amiga de Freen, tenía derecho a sus sonrisas, a abrazarle, a pertenecer a la vida de la ojiverdes.

Becky sentía envidia, y se enojaba muchísimo con ella misma por aquellos pensamientos absurdos. Por ello detestaba a esta versión de Becky Armstrong , la verdadera no sentiría celos por semejante tontería. La castaña sonrió con sorna, mientras terminaba de hacerse una cola de caballo.

-¿Lista para comer el polvo hoy, castaña teñida?- cerró la puerta de su casillero, colocando las manos en su cadera con intención de intimidar.

Engfa sonrió, pero con diversión, hizo lo mismo que la otra chica, ladeando la cabeza.

-Esa serás tú, plástico- le rectificó antes de darle un guiño y comenzar a caminar a la salida. -No llores cuando me toque dirigir el entrenamiento, Becky- Becky apretó los labios, aún sin dejar de sonreír falsamente.

-Eso crees tú, me das lastima- soltó con desprecio.

Engfa siguió avanzando sin dignarse a voltearse y mirarla, se detuvo en la puerta.

-Por cierto, hoy mis amigas me estarán observando entrenar...- dijo con una extraña vocecita burlona, arrastrando las palabras.

Becky tragó lentamente. Sus amigas ¿ Freen estaría en las gradas hoy? Maldijo interiormente, a la Becky Armstrong idiota, cuando sintió mariposas devorándole el estómago.

-¿Y a mí que me importa que tu séquito de amiguitas vayan a verte?- estaba a la defensiva, podía notarlo.

Engfa negó con la cabeza, mirándola sobre su hombro antes de encogerse, sin importancia.

RIVALES | ADAPTACIÓN | FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora