EXTRA #5

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Becky estaba en un gran aprieto. Vaya que sí, sentía la necesidad de quedarse dormida una eternidad y huir de la realidad. ¿Qué le sucedía? Lo mismo de siempre. Era muy obvio: Freen Sarocha. La chica más irritante, tierna y lenta del mundo. Todos en el instituto pensaban que Becky la odiaba, antes era así o al menos eso creía ella, ahora no estaba tan segura.

Según Irin, su mejor amiga había descubierto lo que le sucedía por andar de chismosa en su diario, decía que era una confusión. Becky debería quemar ese jodido cuaderno, tal vez. Una confusión, se repetía ella, le repetía su amiga, le decía incluso internet. Por qué si, Becky  había buscado en Google como saber si estabas enamorada.

¿Útil? La verdad, no. Decía lo mismo que esperaba ella, que seguramente era una confusión hormonal común a su edad. Becky  al principio se lo creía, pero ella no era tonta. Iba más de una atracción física. La forma de pensar de Freen, con las pocas veces que habían compartido ideas en la biblioteca, sus increíbles notas en Biología, o con solo ver los libros que leía, le parecía maravillosa.

Como la ojiverdes era tan amable con todos, trataba con cariño y afecto a sus amigas, le hacía sentirse enternecida. También lo lenta y adorable que parecía algunas veces cuando no comprendía Inglés, era mucho que soportar para la castaña. 

Además, Freen dibujaba espectacular. Captando el arte en un objeto simple o creando dibujos que cualquier otro nunca pensaría. ¿Cómo lo sabía? La ojiverdes de vez en cuando dibujaba en la biblioteca, algunas veces parecía tan absorta que podía acercarse con sigilo y observar el dibujo a sus espaldas. Sobra decir que el arte de Freen atrapó a Becky. Incluso cuando le peleaba era astuta, siempre sabía con qué responderle para molestarla y salirse con la suya.

Después estaban sus ojos. Joder, sus ojos. Le quitaban el sueño a Becky dejándola perdida en un mar verde azul. Siempre sentía ganas de solamente verla durante horas, su cabello, su nariz, sus cejas. Freen era perfecta.

Oh, claro que Becky no era idiota. Ella sabía que esto era más que una confusión, mucho más. Querer besar a alguien sólo por encontrarla tierna, sin sentir algún deseo sexual, o darle abrazos todo el día no era normal. Becky  ya lo sospechaba, llevaba tiempo desde que tuvo una conversación con su madre. Pero no quería aceptarlo, y ahora que pensaba en la posibilidad, sentía miedo hasta la médula.

Posiblemente, tal vez, Becky  gustara de Freen. Y puede que un indicio, uno muy pequeño, de enamoramiento hacia la ojiverdes. Aunque no estaba del todo segura, creía. Obviamente no pensaba decírselo a Irin aún, esta sufriría un ataque cardiaco y Becky no estaba segura de que tuviera seguro médico.

¿Qué has echo, Becky? En qué momento, no podías fijarte en el repartidor de pizzas sexy y moreno ¿verdad?

O sea ¡Era el lote completo! Hermoso, alto y amaba la pizza. El chico soñado. Pero nooooo. Debía fijarse en una chica ¡Vaya royo! Y además, una chica que la detestaba. Maldecía el día en que cruzó palabras con la perfección que conformaba Freen. También maldecía el día en que se interesó en conocerla quedándose en la biblioteca, pensando que así la superaría, tuvo el efecto contrario y terminó enamorándose.

-¿Todo bien?- Mariana, una de sus amigas, la sacudió en el pasillo. Becky había estado observando a la nada, pensando en su desgracia de vida. Ella estaba con Heidi y la chica de piel negra, acompañando a la rubia mientras recogía sus libros.

-¿Sabes dónde está Irin?- Heidi preguntó mientras guardaba sus cosas. Ella se encogió de hombros, llevaba un rato sin verle.

-Mira, allí está el grupito- Mariana sonrió.

Becky no se movió, parecía indiferente por fuera mientras observaba al grupo de Freen  llegar. No mostraba todos los nervios que sentía dentro, y también enojo, claro. Freen la vio, sus ojos brillaron un segundo y después volvió a ver a sus amigas, charlando. Estaban acercándose, pero Becky no encontraba excusa para pelearle, además no quería verle. Estaba cabreada con ella ¿Quién se creía esa fenómeno para no besarla? ¿Sabe ella cuantas oportunidades tuvo para hacerlo y lo dejó pasar? Sarocha sería inteligente, pero era una idiota.

RIVALES | ADAPTACIÓN | FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora