Querido Build;
Hoy has venido a mi otra vez durante el receso.
Me miraste durante algunos segundos antes de levantar su mirada al cielo, dejando caer las lágrimas que estabas conteniendo.
Volviste a fijar tu mirada en mí.
—Gracias por todo, Bib. No tenías porque haberlo hecho.
Me abrazaste y pude inhalar ese aroma tan característico de ti. Ni siquiera pude procesarlo cuándo me diste un pequeño beso en los labios y me susurraste:
—Te quiero, Bib —con tus ojos llenos de lágrimas.
—Te quiero, Biu —respondí mientras pasaba mis pulgares por tus mejillas.
Me miraste una última vez antes de caminar lejos de mí.