ANOTHER HEARTBREAK; Edward Cullen

three

CAPÍTULO TRES
[ESCUELA]

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Alice había estado tarareando una canción a lo largo de la semana desde que tuvo aquella visión.

Una chica con melancolía cargando a una bebé de tan pocos meses, aún no descifraba si era su hija o su hermana. El parecido en ambas era evidente, sin embargo, no logró ver más allá de lo parecido físico.

La vidente vio a la chica que es compañera de su hermano, así como también logro ver un pequeño momento feliz de ambos que esperaba fuera realidad.

— Alice, si sabes que el hecho que cantes esa canción tres veces seguidas no va a lograr que no intente leer tu mente — murmuro Edward fastidiado de que su hermana siguiera cantando la misma canción.

— A veces no conoces lo que es privacidad, Edward, deberías conocerlo con tantos años de inmortalidad. — se burló la chica.

Emmett no pudo evitar aguantar la risa ante el comentario sarcástico de Alice.

Edward gruñó al escucharlos, realmente quería que Alice dejara de cantar.

— Repite esa canción tantas veces que siento que esta queriendo invocar a Beetlejuice.

Tanto Emmett como Jasper soltaron una carcajada al escuchar la referencia de Edward con la época actual. No cabe duda que estaban logrando algo bueno de su hermano.

Alice sonrió nuevamente, estaba emocionada de conocer a la chica nueva, se ofreció para ayudarla en el recorrido y esperaba que se volvieran amigas como lo vio.

Pero también quería conocer a la chica misteriosa, había logrado ver algo más en la visión, y quería descubrir quién era realmente su nueva mejor amiga.

El primer día de clases no era lo más emocionante para Faye, era su preocupación más grande.

Termino de cambiar a Luna, colocándole un bonito gorro en su cabeza.

Charlie se quedaría con ella en el trabajo mientras Faye estaba en clases, iría por ella a la salida para dejar a Luna toda la tarde con su hermana.

— Creo que no necesito ir a clases — hablo Faye cargando a Luna quien acaba de volver a dormirse. — Puedo postergar la escuela hasta que Luna comience a caminar.

— Faye — habló Charlie de manera calmada. — Hablamos de esto, acordamos que yo cuidaría a Luna por las mañanas mientras vas a la escuela y en las tardes las dejaría en casa.

— Es tan pequeña, no quiero perderme de su lado, ya perdió a nuestros padres.

Charlie notó como los ojos de Faye Goodwin se llenaban de lágrimas, era consiente que a la chica le daba miedo dejar a su hermana sola.

— Va a estar bien — se acercó Charlie para darle una palmada en la espalda. — Si estas tranquila intentaré mandarte una foto de ella cada hora, aunque tengo que averiguar primero cómo hacerlo.

Faye sonrió al escucharlo.

Luna fue entregada a los brazos del policía quien la meció levemente mientras Faye desayunaba.

Charlie había perdido experiencia con los bebés, pero si en algún futuro tendría nietos debía empezar a practicar.

Una vez que Faye terminó el desayuno lavo por platos y sirvió café en un termo para Charlie, dejando en otro termo agua caliente para los biberones de su hermana.

Reviso la pañalera de la bebe una vez más asegurándose que no se le olvidara nada.

Los tres subieron en el auto de policía que ahora tenía un pequeño porta bebés donde Luna estaba acostada.

— Entonces no debo quitarle el peluche de oso para que duerma...

— Es su peluche de apego — señaló Faye. — Papá se lo regalo cuando nació y desde entonces está unida a él.

La mención de su padre la hizo morderse el labio.

— ¿Sabes si en el pueblo hay alguna mujer que sea costurera?

Charlie la miro por el retrovisor.

— Creo que si, ¿Por qué?

— Leí en internet que hacer algún peluche con ropa de los seres que hemos perdido nos ayuda a recordar su aroma y tengo algunas playeras de mamá y de papá, me gustaría hacerle un peluche a mi hermana.

Los ojos de la Goodwin mayor cayeron en el letrero de la escuela anunciando que acababan de llegar al estacionamiento.

Varios pares de ojos curiosos miraron hacia el auto del jefe de policía, no era común que entrara en la escuela.

— Investigaré y te lo diré por la tarde.

La castaña asintió.

Le dio un beso en la mejilla a su tío agradeciéndole que la llevara, se despidió de su hermana quien seguía dormida.

— Si llega a llorar puedes arroparla con mi chamarra.

— Bonito día, Faye.

La chica se alejó del auto colgándose en el hombro la mochila.

Tenía que dirigirse al departamento escolar para ver quien sería su guía para recorrer el colegio, odiaba la adoración a una escuela nueva a principios de año.

Faltaba tan solo un mes para navidad y aún no se sentía preparada para afrontar una navidad sin sus padres.

Los estudiantes la miraban con curiosidad, como si se tratara de alguna especie de payaso de circo.

Goodwin los ignoró concentrándose en buscar la oficina escolar.

— Buenos días — saludo a la mujer que estaba en el mostrador. — Soy Faye Goodwin, me transfirieron.

— La ahijada del Jefe Swan ¿cierto? — pregunto la mujer, busco algunos papeles dentro de una carpeta. — Es tu horario y un pequeño mapa de las instalaciones por si llegas a necesitarlo, tu guía esta...

— Aquí.

La voz de una chica se escuchó a las espaldas de Faye.

Alice aprecio con una sonrisa en el rostro. Faye la siguió hacia la puerta después de agradecerle a la mujer por darle su horario.

— Alice Cullen, seré quien te dará el recorrido. ¡Que lindas botas!

— Gracias — agradeció. — ¿Eres familiar del Doctor Cullen y de su hijo Eduardo?

Alice sonrió, olvidaba que el cobrizo y ella ya se habían conocido con anterioridad.

— Edward — corrigió. — Es mi hermano y mi padre, puedes sentarte con nosotros en el almuerzo, te presentaré a mis demás hermanos. Te llevarás bien con Rosalie, a ella también le encantarán tus botas. Ojalá seamos amigas las tres.

Faye sonrió en agradecimiento ante el cumplido.

Tal vez su primer día no sería tan malo como lo pensó. Podría soportar las miradas curiosas, pero la platica con Alice la hacía sentir algo segura.