1. Mala noticia

212 20 5
                                    

Si le dieran a Roier una moneda cada vez que se ha desmayado tendría cuatro, lo que no es mucho, pero a su punto de vista es preocupante, siempre había tratado de mantenerse lo mas sano posible, hacía ejercicio cuando podía y trataba de respetar sus horarios de comida y de descanso; aún así un día simplemente había caído desmayado. Y a partir de ahí, hubieron tres ocasiones más donde le pasó lo mismo, aún así, los desmayos no habían sido lo único para él, ya que había tenido frecuentes dolores de cabeza que lo dejaban incapaz de hacer un solo movimiento.

"¿Por qué a mí?" había pensado. "¿Ahora que pinche karma estoy pagando?".

Y Roier, siendo la persona simplona que era, no pudo pensar en algo más profundo y lo primero -y único- que creyó fue que era una simple "anemia", por lo que comenzó a tomar cualquier cosa que le recomendaban las señoras del mercado con las que platicaba algunas veces, desde vitaminas hasta jugos. Creyó que funcionaría, habían pasado ya cinco días y no había vuelto a caer, los dolores de cabeza habían disminuido aunque no en su totalidad, por lo que Roier creyó que iba mejorando.

—¿Que dices que tienes qué? –.  Le preguntó Rivers, una amiga que hizo en preparatoria.

—Una anemia , le dije a las señoras del mercado y me dijeron que seguro era eso, me dijeron que tomara unas pastillas de no sé qué y que un jugo también me iba a ayudar –.

—No mames Roier no seas pendejo, cómo crees que eso va a ser anemia y que tus medicinas y remedios raros te van a ayudar –. Ese había sido Aldo.

—Ya sé, pero le pregunté a Quackity si podía tomarlas y... –.

—¿Y te dijo que sí? –. Preguntó la rubia.

—...Me dijo que viera a un doctor -. Respondió Roier.

Los otros dos adultos suspiraron.

—Sabes que Quackity al ser doctor tiene razón, tienes que ver a un profesional, alguien que de verdad te ayude, no puedes meterte quién sabe qué cosas que no sabes ni cómo funcionan, además que por lo de tu tripa tienes que ser más cuidadoso–. Le regañó el de lentes.

—Ya, no te preocupes Aldo, si me sigo sintiendo culero sí iré al doctor, y cuando me recete las mismas pastillas que estoy tomando ahora van a ver, quiero una disculpa–. Soltó Roier con una seguridad admirable.

—Ya llegué cuál es el pedo –. Se oyó una nueva y animada voz uniéndose a la mesa, Roier lo vio, era Osvaldo (mejor conocido como Mariana), aquel amigo que hizo casi al mismo tiempo que Aldo, entre los tres se conocían desde secundaria y desde entonces se hacían llamar McTrio.

—Que el pendejo tripón en vez de ver a un doctor porque esta enfermo le hace caso a las señoras del mercado-. Anunció Rivers en forma de burla.

—No mames Roier, cabrón, te hiciste amigo de un doctor para que te diera consulta gratis y ahora resulta que te tomas lo primero que alguien más te dice, no seas pendejo chupapi –. Fue lo primero que soltó su amigo una vez se sentó con ellos, tal regaño hizo que Roier rodara los ojos, comenzando a cansarse de escuchar lo mismo otra vez.

—Bueno ya mierdas, al menos ellas me dan soluciones en vez de regañarme –. Se quejó Roier.

—¿A poco si? –. Se burló Mariana.

—Bueno ya, déjenme pendejos, habíamos venido aquí por el chismecito de Rivers con la Ari, no a juzgarme a mí y a mis enfermedades, además Quackity ya ni vive aquí –. Reclamó el castaño.

—Es que también tú, hablas de desmayos y no sé qué más como si no fueran la gran cosa, puede ser algo grave Roier, ya te pasó una vez, no queremos que vuelva a pasar, es mejor ir al médico y saber qué tienes en vez de esperar a que empeore y termine pasando algo como lo de tu tripa –. Habló Aldo, preocupado por él.

Things To Do [Guapoduo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora