🌨️ Capítulo 4 🌨️

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Por todo aquel bosque había un gran ciervo paseando, deteniéndose a tomar un poco de agua en un pequeño lago y comiendo un poco de las hojas que podía encontrarse, un comportamiento normal en la totalidad de su especie que seguía con que se reuniría ahora con el pequeño grupo de ciervos al que pertenecía...

De no ser porque esa intención fue cortada de golpe al momento en que un disparo llegó desde alguna parte en el que no había percibido movimiento hasta su cabeza, en una muerte sorpresiva ya que hasta el silenciador del arma evitó que incluso después del disparo algún otro animal en el bosque se alterara, incluso los pájaros seguían en su lugar en las ramas, viendo tranquilamente como un perro adulto salía de entre los arbustos siendo seguido por el hombre que había disparado a aquel ciervo, quien se quitó la capucha de su ropa mientras su perrita olfateaba el ahora cadáver del animal, como si comprobará que estaba en buenas condiciones para usarlo en alguna comida esta tarde, debe ser capaz de hacer algo bueno con la suficiente carne en sus manos para trabajar, y en todo caso, tenía donde guardar.

Llegados aquí podríamos explicar el simple hecho de que Simo se despertó bastante temprano y al no ver a Apolo, y sin querer quedarse acostado hasta que volviera, dejó su arma común en casa y tomó un rifle de cazador para salir junto con Carelia al bosque que hay cerca de la aldea donde él y los demás Einherjar residen, y por fin había encontrado una presa que llamara su atención para poder por primera vez en las horas que lleva buscando apretar el gatillo de su rifle, ya que ese ciervo era de un tamaño considerable a diferencia de otros que había visto en toda su jornada de esa mañana.

No hay que mal interpretarlo, a Simo nunca le ha gustado cazar a lo loco como otros que trabajaban en la caza, él siempre buscó el mejor premio que pudiera conseguir y ese era el que se llevaba, esa era la simpleza de su tipo de caza, y prefería ser así, quería mantener aunque sea un último nivel de descendencia en lo que respeta su trabajo en vida tanto como cazador como criador, aún cuando ser ambas a la vez puede sonar como una gran contradicción entre ambas.

De todas formas, ya cumplió con su salida de caza ese día cuando se agachó para ver junto con Carelia lo que sería una buena comida en unas horas.

–¿Nos lo llevamos para almorzar en la tarde?–preguntó Simo acariciando la cabeza de su perrita.

Quien ladró agitando su cola como si lo entendiera y le dijera que sí a su pregunta, cosa que hizo al humano sonreír detrás de su bufanda y levantarse para acomodar su rifle a su espalda, dejando las manos libres para poder cargar al ciervo, pero antes de poder hacer tal cosa, ambos compañeros se pusieron alerta ante un ruido a sus espaldas que por lo menos el finlandés creyó que se trataba de otro animal, pero Carelia rápidamente se puso a ladrar no de forma amenazante para mantener distancia sino como un saludo, acercándose de inmediato hacia donde había venido el sonido mientras que la persona que lo había provocado se acercaba igualmente.

Encontrándose entonces con que era Apolo a quién le estaba ladrando.

El menor suspiró cuando vió a su pareja saliendo de entre los arbustos para acariciar a Carelia en la cabeza, le hizo dejar de lado el ciervo que había cazado minutos antes para poder acercarse al dios del sol, quien lo recibió con la misma sonrisa que a su pequeña perrita, junto con una leve caricia en su mejilla antes de mirar a aquel ciervo.

–¿Necesitas ayuda para llevarlo a la aldea?–preguntó Apolo haciendo un ademán hacia la criatura.

–A falta de trineo, alguien que puede sostenerlo con un solo brazo se agradece–dijo Simo en su peculiar forma de aceptar la ayuda.

𝕃𝕠𝕧𝕖 𝕋𝕙𝕖 𝕎𝕒𝕪 𝕐𝕠𝕦 𝕃𝕚𝕖 🌧️𝐴𝑝𝑜𝑙𝑜 𝑋 𝑆𝑖𝑚𝑜 𝐻𝑎̈𝑦𝒉𝑎̈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora