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    Haerin despertó con su cabeza retumbando y harta de oír desde su habitación el casete de música clásica que sonaba en su comedor, que según su memoria, era el mismo que sonó en el auto en el momento que iba a Seúl.

    La chica, malhumorada, se levantó con pesar de su cama y se dirigió a la cocina, el aire de la ciudad ya le perturbaba apenas lo inhalaba, le sabía a plástico y, por lo tanto, llegó a una conclusión; no era puro.

    Encontró tostadas con queso crema y un té de manzanilla, lo único que pudo alegrarle un poco la mañana, le dio un sorbo pero lo escupió inmediatamente, sabia a plástico.

    Algo que tenía bien sabido era que el cambio del campo a la ciudad sería rotundo, pero pensó que estaría mejor. Se quedó comiendo las tostadas a poca gana mientras su mente estaba en blanco y veía a su padre tararear "Help" de The Beatles.

    Miró la hora en el reloj de la pared, faltaba tiempo para ir a la escuela, Haerin estaba sumamente acostumbrada a levantarse a las cinco de la mañana para ir a alimentar a los animales del recinto, aunque ahora no tenía ningún animal que alimentar además de a ella misma. Por otro lado, se dormía a las diez de la noche para tener buenas horas de sueño, eso fue lo único que no cambió de su rutina.

    Se cepilló los dientes, cambió y cogió sus cosas para subir al Falcon Ford de su papá, apenas ella entró al vehículo, su padre hizo lo mismo, sólo que él colocó un CD en el reproductor de música del coche, prendió la radio y puso música clásica nuevamente.

     —Escuchamos esa misma canción ayer y es la misma que está en el casete de adentro, ¿no tienes otra?

    —Claro, saltéala y verás que hay más.

    La menor asintió y puso otra canción, la cual su padre tarareaba mientras masticaba chicle y hacía el plop que tanto incomodaba a Haerin.

    La menor asintió y puso otra canción, la cual su padre tarareaba mientras masticaba chicle y hacía el plop que tanto incomodaba a Haerin

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    Cuando llegó a la escuela tragó saliva al ver tantas personas ingresando a la vez, eso le paniqueaba, las personas la paniqueaban, Pero recibió un golpe de realidad cuando dejó de oír la música clásica que provenía del auto de su padre; él se ...

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    Cuando llegó a la escuela tragó saliva al ver tantas personas ingresando a la vez, eso le paniqueaba, las personas la paniqueaban, Pero recibió un golpe de realidad cuando dejó de oír la música clásica que provenía del auto de su padre; él se había ido. Ahora sí no tenía escapatoria. Debía afrontar lo que le venía.

   —¡Hola!— Exclamó alguién detrás de Haerin, dándole un gran susto y sacándola de su burbuja de preocupaciones y quejas.

   —¿Hola? ¿Quién eres?

   —Soy Danielle, ¿eres nueva, verdad? ¿De dónde vienes?

    Haerin tragó saliva, ella no estaba acostumbrada a socializar, no podía hacerlo si en su cabeza seguía retumbando la música clásica e insoportable de su padre, tampoco podía hacerlo teniendo un sol impresionante con más de 30° grados que la sofocaba casi sin poder respirar, aún así, peor estaba su cabeza retumbando música clásica a cada lugar que vaya. Se convenció de que estaba loca.

   —Soy Haerin, ayer me mudé del campo aquí.

   —¡Oh por dios! ¿Cómo es el campo? ¿Por qué viniste aquí? Cuéntame todo— La chica entrelazó su brazo con el de Haerin y sintió que todo iba muy rápido.

   La chica de ojos gatunos sonrió y comenzó a contarle cosas a la chica extrovertida, pero no decía más de cinco palabras por frase antes de ser interrumpida por la chica que la miraba con ojos iluminados.

   —¿Podemos ser amigas, Hae?— Preguntó ella de la nada. Haerin asintió.

   —¡Perfecto! ¿A qué curso vas?

   —No lo sé, al que me asignen.

   —Ok, ahora vas a quinto A

   —¿Qué?

   —¿Nunca fuiste a un colegio?

   —En mi escuela nos dividíamos en colores y solo era un aula.

   —¿Cuántas personas iban a tu escuela?

   —Tres sin contarme.

   —Ok, te será difícil adaptarte, te ayudaré con eso.

    Haerin sonrió y los ojos de Danielle se iluminaron.

   —¡Qué linda sonrisa! Úsala más seguido.

   —Soy una persona cerrada, no suelo sonreír a menos que algo me parezca gracioso o adorable.

   Danielle sonrió.

   —Te enseñaré a sonreír, es así— La castaña tocó con sus dedos las comisuras de sus labios y las extendió hacía arriba formando una media luna —Así se sonríe, inténtalo— Siguió la castaña y Haerin no evitó reír —¡Eso! Así se hace, Hae, hazlo más seguido, tu sonrisa es linda— Opinó la chica y un ruborizado apareció en las mejillas de la contraria.

    El timbre para ir a hacer la fila sonó y la mayor tomó la mano de Haerin, corriendo con ella de la mano con mochila y todo.

Finca del '80 || Daerin . CandyzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora