3. Noches llenas de terror

360 47 2
                                    

La capital celestial no era como lo habían imaginado, no sabían que aún en el supuesto paraíso las cosas serían tan complicadas y políticas.

Y quizás ya no sentían el miedo de morir en cualquier momento, pero las cosas aún no eran del todo buenas, aún había mucho que hacer en el mundo mortal y los asuntos con Xie Lian habían complicado la situación en un mil por ciento.

—¿Por qué insistes con esto? ¡¿No te das cuenta?! Nada es mejor ahora carajo — Y Mu Qing estaba harto. —Jamás lo será, Feng Xin nuestras vidas no están hechas para ser buenas y no todo tiene una solución.

—¡Deja de ser tan negativo! Todo tiene un maldita solución, podemos hacerlo solo hay que estar juntos y ayudar a Xie Lian.

Ese maldito optimismo y la necesidad de ser un lame botas para Dianxia, Mu Qing estaba harto de eso ya no podía tolerarlo más.

—¡No! No, Feng Xin, no todo se puede solucionar con una actitud positiva y lamiendo el piso por el que Dianxia camina. Y tú puedes ir y seguir a Dianxia en esa locura pero yo no haré, ya no más ¡Ya no seré el sirviente de nadie! —Las palabras quemaban su garganta cada vez que hablaba, solo quería descansar de todo, quizas esas no eran sus razones para irse, pero en parte venia arrastrando esa ira y ese cansancio desde su vida mortal —No me quedare aquí, aún si tu lo haces.

Feng Xin dió un golpe excesivamente a la mesa que tenía al frente, por un poco más de fuerza pudo haber roto aquella mesa —Prometiste que irías conmigo a donde fuera.

—No, yo jamás te lo prometí.

Entonces Feng Xin no dijo nada más.

—A-xin...

—No me llames así. —Jamás imagino ver a Feng Xin tan enojado y menos que él sería la razón, entonces, Mu Qing se obligó a si mismo a relajar su tono de voz, tratando de que Feng Xin se diera cuenta que esto no era solo por él, que no es que quisiera ser egoista.

—Yo también tengo una madre que cuidar.  Mi madre tuvo que huir de casa después de la guerra, quizás estuvo viviendo entre basura y yo no pude ayudarla, lo único que quiero es volver con ella. —Suspiró debilmente para continuar —Esta enferma y puede que muera pronto. Por favor Feng Xin, no me odies, necesito que me entiendas en esto... Es mi mamá.

Feng Xin sintió su corazón apretarse y una terrible sensación de culpa, pero ¿Por qué debían separarse y dejar las cosas así? Si podían solucionarlo juntos, podían conseguir una manera para que todos estuvieran bien.

—P-podemos ayudarla y luego ir con Dianxia, conseguir un lugar donde pueda vivir y medicinas. —No, Mu Qing no quería ir con Xie Lian, no es que no quisiera ayudarlo, pero para él esto era su prioridad, lo había sido toda su su vida y dejaría de serlo ahora.

—No, yo no puedo hacer eso. —Mu Qing suspiro, odiaba tener que dejar a Feng Xin e incluso a Dianxia, quizás ellos lo vieran como una decisión egoísta pero de todos modos siempre supo de a Dianxia no le agradaba y que la vida de Feng Xin sería mejor si se mantenía lejos —Yo debo quedarme con ella y no importa lo que me digas, no cambiaré de opinión. No puedes seguir pensado que lo solucionaremos todo con una buena actitud, esto es así y no lo puedes arreglar con tu amor y buenas intenciones.

Feng Xin seguía sin dar una respuesta

—Puedes olvidarte de mí, odiarme o seguir amandome, es tu decisión y no te obligare a nada. —El pelinegro abrió la puerta del templo en el que estaban, afuera llovía con fuerza pero ya debía irse, mientras más pronto lo hiciera más rápido dejaría de ver la aquella expresión de dolor e impotencia en el rostro de Feng Xin —Si tu y Dianxia logran solucionar las cosas, quizás podamos hablar mejor cuando vuelvan a la capital celestial.

Feng Xin no dijo nada, no tenía la fuerza para hacerlo.

—Adiós, Feng Xin.

Y Mu Qing se fue.

Mu Qing se permitió llorar una vez más en el camino. Y Feng Xin lloró como un niño pequeño después de su partida.

Mu Qing había sido su mejor decisión y su peor error, su perdición y lo mejor que le pudo pasar.

Quizás solo no lo hablaron lo suficiente, pero ya no había manera de solucionarlo.

A veces las cosas solo no eran así y el amor no puede arreglarlo todo.

Una eternidad sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora