Estaba sudando frío.
Caminado por el pasillo, dando vuelta tras vuelta. Mordiendo sus uñas con claro nerviosismo.
Tragó en seco.
La puerta se abrió, un hombre salió a prisa. Ni siquiera lo miró, solo se echó a correr hasta perderse por un pasillo.
Eso solo lo puso más nervioso.
Merlín, en cualquier momento entraría en pánico.
Fue entonces que el hombre regresó con un par de mujeres, enfermeras.
Entraron a la sala, una de las chicas lo miró con una sonrisa que pretendía tranquilizarlo. Obviamente no lo hizo.
Joder, si algo llegaba a pasar, Voldemort quedaría como idiota a su lado.
— Cachorro, estará bien. Ya lo verás. — Las palabras de Remus parecieron tranquilizarlo un poco, de alguna manera la voz del hombre siempre lograba tranquilizar a cualquiera. Comenzaba a creer que esto se debía a algo que tuviese que ver con ser un hombre lobo.
— Sé que estará bien, él es fuerte. — Le respondió, por fin deteniendo su andar por el pasillo. — Aún así me aterra. — Suspiró de manera temblorosa, sorbiendo su nariz. Maldición, quería llorar.
Lo abrazaron por la espalda, los cálidos y delgados brazos de su padrino. Se dió la vuelta para aferrarse al cuerpo de Sirius.
Joder, estaba tan asustado.
— ¿Señor Potter? — Se sobresaltó.
Harry se soltó a medias del abrazo, mirando fijamente al médico, quien le sonrió con alegría.
Su corazón se aceleró, más emocionado y expectante que asustado.
— El señor Malfoy se encuentra bien. — Al escucharlo pareció que sus piernas perdieron fuerza del puro alivio. Sirius, al igual que Remus, suspiró. — Permítame felicitarlo señor Potter, ¡Ya es padre!
Apenas dijo eso, un mar de pelirrojos se lanzó hacia él para abrazarlo, alegres por el nuevo integrante de la familia.
Hermione besó su mejilla, lo apretó en un reconfortante abrazo y comenzó a llorar chillando a la par de Ginny.
Ron solo le palmeo el hombro, aunque se notaba a kilómetros que estaba aguantando el llanto.
Tan pronto como le dieron el permiso de entrar a la habitación, Harry corrió hacia dentro.
Cerró la puerta tras de sí.
El cuarto, a diferencia de los hospitales muggles, era de color celeste para crear una atmósfera más cómoda, tanto para los pacientes como para los visitantes.
En medio de la sala estaba la camilla, tras de ella un ventanal con vista a un bosque cercano y a un lado estaba un mullido sillón, al cual no le prestó mayor importancia y simplemente caminó hasta Draco.
Draco parecía exhausto, débil. Aún así sonreía encantado, viendo a la pequeña criatura entre sus brazos.
Harry se acercó con lentitud hasta quedar a su lado, Draco lo miró por un instante, apretando sus labios y con lágrimas en los ojos. Con delicadeza descubrió el rostro del pequeño.
Harry tuvo que ahogar un jadeo.
Los bebés no eran especialmente bonitos al nacer, lo sabía por las cientos de fotos de su primo Dudley en casa de sus tíos, además de unas cuantas que Molly le había enseñado de todos los Weasley.
Pero este pequeño, este bebé que era de ellos.
Era hermoso.
Su carita redonda, de piel pálida, mejillas sonrosadas, cabello rubio platinado revuelto. Sus ojitos estaban cerrados aún, movía su boquita, abriéndola y cerrandola cada tanto, sus manitos apretados en puños.
Era simplemente angelical, nada comparado con lo que esperaba.
Sintió cómo se hacía un nudo en su garganta. Merlín, era tan afortunado.
— ¿Quieres cargarlo? — La dulce voz de Draco solo le añadía un poco más de irrealidad. Estaba seguro que ni siquiera los angeles retratados en las iglesias se veían tan hermosos como los dos amores de su vida.
Harry asintió, aún observando perplejo y maravillado al pequeño bebé.
Draco se lo dió, igual de encantado con el nuevo miembro de su familia. Pero también feliz y emocionado por la reacción de su marido con respecto a su hijo.
Harry lo sostuvo con mucha delicadeza, temía que si lo apretaba de más podría romperlo. Como si fuese una valiosa pieza de porcelana. Se sentó en la camilla, el bebé recargado de tal manera para que Draco pudiese verlo a pesar de estar medio recostado en la camilla.
— Hola, Scorpius. — Susurró suavemente.
Pareció que esa era una señal para el pequeño, abrió sus ojitos de a poco, acostumbrándose a la tenue luz del sol.
Ambos jadearon al ver el color de sus ojos.
Su ojito derecho era verde, igual de intenso que el verde de los ojos de Harry, mientras que el ojo izquierdo era gris, exactamente igual a los ojos de Draco.
Scorpius los miró a ambos y rió.
Rió.
Ambos estaban seguros de que eso no era exactamente normal en un recién nacido.
Pero honestamente, ¿Qué era normal cuando Harry Potter estaba involucrado?
Harry acarició la mejilla de su hijo con su dedo, el bebé rápidamente lo sostuvo, casi como si tuviese fuerza inhumana.
E intentó meterlo a su boca.
— Scorp, no. — Draco se burló, aún con su voz débil, pero disfrutando las interacciones de su marido e hijo.
El pequeño sonrió antes de bostezar y volver a cerrar sus hermosos ojitos.
— La palabra amor se queda corta con lo que siento en este momento.
— Lo sé, Harry, lo sé.
Compartieron un dulce beso, el beso que daría inicio a una nueva etapa en su vida.
Una etapa que sin duda amarían.
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TENÍA GANAS DE ESCRIBIR ESTE EXTRA DESDE HACE MUCHO, OK???
Estaba de humor y me dije:
"¿Por qué no?"
Y así llegó este extra ❤️
Espero que les haya gustadoooo

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Papá, yo te amo
FanfictionEn el verano antes de su quinto año, la mansión Malfoy había sido invadida por Mortifagos en busca de darle poder a su Señor otra vez. Había personas ahí que pensaban igual que Barty Crunch Jr. Decían odiar a los Malfoy por fingir que Lucius estaba...