Capítulo 2 : Un Dragon Maldito

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— Bienvenidos a Puertas del Valle. Es un gusto tener invitados de tal nobleza entre nosotros — el Señor Winter salió a relucir, junto a él, su hija que parecía tan encantada como él por los invitados que acaban de llegar

Hobin miró la situación desde lejos escondido. Sintiendo aún la fría mirada de aquel hombre, permaneció durante un largo tiempo entre las personas. El Señor Winter no se detuvo y continuó hablando

— Mi nombre es Felin Winter, y ella es mi hija menor Dulcinea Winter, ellos son mis otros hijos — dijo sin darle mayor importancia a los demás — Puedo saber el nombre su alteza si no es inconveniente, me gustaría saber el nombre al que tengo que inclinarme de ahora en adelante — una mueca se asentó en los rasgos de Taehoon, un hombre junto a él entendió aquel acto por su parte y se apresuró a dar un paso adelante

— Seong Taehoon, es como debe ser llamo mi Rey — el señor Winter sonrió y se inclinó ligeramente

— Entonces le doy la Bienvenida cordialmente a las Puertas del valle Dorado. Su alteza — el consejero asintió en señal de aprobación. Sin embargo, los fríos ojos nunca abandonaron cierto punto y la boca nunca se abrió ni siquiera para murmurar. Dulcinea fijó sus ojos en el cabello negro y los ojos feroces que perecían irradiar fuego

— Gracias Señor Winter. Le agradeceríamos más si nos brinda comida y ayuda para el ejército de su majestad. Tuvimos una pequeña lucha furtiva con bandidos antes de llegar aquí — el pueblo estuvo encantado luego de escuchar eso. Muchos bandidos habían estado merodeando el pueblo últimamente

— Magnífico, la llega de un rey es lo que necesitábamos. Claro, vayamos a mi casa, es cómoda y espaciosa. Su majestad y usted pueden ocupar mis mejores cuartos, sus soldados pueden quedarse en la armería — el consejero miró a Taehoon en busca de una señal, este no dijo nada, solo agitó las riendas de su caballo y galopeó unos pasos hasta estar delante de Dulcinea

— Indica el camino — la chica enrojeció en miles de colores, el Señor Winter sonrió. Hobin desde la multitud sonrió con amargura. Era de esperarse, sabía que esto alguna vez pasaría

Los habitantes del pueblo miraron como la multitud desaparecía junto al Señor Winter. Hobin se limpió el sucio traje y se dirigió hacia la posada

Estaba tan inusualmente vacía como siempre, aún no era la hora del descanso de los enanos que trabajan en las minas, así que no había nadie. Tomando una silla se sentó en su habitual puesto. Lady Medea extrañamente no andaba por allí con sus gritos, Hobin se sorprendió un poco, sin embargo, supo dónde encontrarla

Atiborrándose en vino en el almacén, Lady Medea parecía un puerco borracho en pleno Día de Festividad. Su cara era más roja de lo habitual y su boca soltaba una cantidad excesiva de improperios y maldiciones, Hobin decido permanecer a la distancia

— Ya vinieron, ya vinieron. Todos vamos a morir. Un río de sangre, sangre inocente — Hobin levantó una ceja con burla — Aún hay tiempo, escapen, escóndanse antes de que ellos comiencen. Huyan, Huyan — gritó fuerte, sin embargo, luego volvió a caer en lo que parecía ser un estado de trance y sueño

Hobin lo observó y luego se marchó. Lady Medea había estado gritando cosas sin sentidos desde hacía varios meses atrás. "Rey maldito" "Sangre de Inocentes" y "Fuego de Dragón" entre otras cosas que Hobin llamaba alucinaciones, pero que según Dulcinea los ancianos de Tabitha lo llamaban premoniciones, algo un poco impensable para una mujer que tal vez se había vuelto loco desde su juventud cuando trató de desposar a su propio hermano menor

— Puta loca — Hobin se encogió de hombros y luego se fue a dar un baño. Estaba seguro de que el Señor Winter daría una comida en su casa por los nuevos invitados y él pensaba colarse e ir. El Señor Winter no era partidario de las personas del pueblo a pesar del ser un esclavo liberado, nunca le cayó en bien esto. Su fortuna en realidad residía de la gran fortuna de su difunta esposa, una mujer noble que cometió la locura de enamorarse del esclavo que le fue regalado en su cumpleaños número dieciocho. De esa unión habían nacido Dulcinea y sus hermanos, menos un hijo ilegítimo que el Señor Winter renegaba, según Dulcinea

Pero no era importante ahora, Hobin debía concentrarse en lo que debería usar para aquella noche especial. La noche donde un parte de su vida comenzaría y otra morirá

Lejos de allí, Taehoon observaba desde una amplia ventana el gran territorio de ese pequeño pueblo. Millones de esclavos se habían escondido aquí durante la Guerra de los Doce Príncipes, y millones de traidores también, el Nuevo Rey debió haber hecho algo con ellos, pero lo que hizo fue perdonarlos y darles un territorio que no les pertenecía. Si quería quedar bien delante de su pueblo y no como un asesino, debió darles libertad, no las tierras que desde siempre habían pertenecido a la Familia del Dragón

— Su majestad, ¿Puedo pasar? — preguntó el consejero. Taehoon gruñó en aprobación — El Señor Winter solicita su presciencia en la sala principal, al parecer esta noche celebrará una cena en su nombre e invitará a las personas de alta clase en su honor — Taehoon alzó una ceja

— Gracioso — se burló — Muy gracioso. Va a ponerme a su pueblo en bandeja de plata, me va a entregar a uno por uno sin ti tener que hacer nada — el consejero arregló sus lentes — ¿Los hombres tienen sus armas listas? — el consejero asintió — ¿Qué hay de la situación? ¿Qué tan protegido está este lugar? — tomando asiento miró su anillo en forma de dragón en su dedo

— Un simple escudo mágico alrededor, Majestad. Puedo derribarlo usando un hechizo de contracción. No hay demás hombres o soldados y la mayoría del pueblo son ancianos, niños y mujeres. El Señor Winter me dijo que en esta etapa del año los hombres jóvenes se van al Este por trabajo, así que prácticamente tenemos las de ganar — Taehoon no lo miró, continuó concentrándose en el anillo en su dedo. El último recuerdo del padre que nunca conoció. Un gran dragón escupiendo un gran rubí que cumplía la alucinación de un fuerte fuego. El blasón de la difunta familia Seong

– Entonces prepara todo. Esta noche, Puerta del Valle Dorado pertenecerá nuevamente a la familia Seong — el consejero asintió y luego se marchó

Taehoon continuó mirando el anillo. No importa a cuantas personas se lleve por delante para poner nuevamente la descendencia Seong en grande. Él hará lo que deba hacer, incluso si eso significa ensuciar sus manos de la sangre de personas inocentes

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