Capítulo 8 : La historia de los Doce Mendigos Part 2: Dos cuentos y una mentira

76 9 4
                                    

La aldea de los niños huérfanos del Sur se hallaba totalmente en un estado de decaimiento antes los huéspedes no invitados que habían surgido de entre el polvo y la neblina aquella calurosa tarde de verano. Los residentes miraron a los recién llegados con muchas caras sin embargo no dijeron nada o reclamaron nada, las viejas que en su mayoría residían en aquel lugar olvidado por los dioses y amparado por la miseria le dieron la bienvenida al alto joven de cabello oscuro y ojos penetrantes que montaba su semental como aquel que crea el mundo

— ¿Puedo serles de ayuda? — una mujer con la apariencia de una bruja y las manos todas desfiguradas salió de una pequeña multitud tan pronto en cuanto la multitud de detuvo, varios hombres se pusieron en marcha empujándola hacia un lado — No tomen a mal mis agradecimientos leales nobles de alta cuna pero deben saber que las visitas al pueblo de los huérfanos y la vírgenes es nula durante todo el año y más ahora en tiempo de verano cuando todos corren a la maravillosa Ciudad Imperial – la voz de la mujer sono cruda y poco bondadosa

Los soldados no dieron un paso atrás y continuaron rodeando a la multitud de mujeres. Zerath no espero mucho tiempo hasta que Taehoon que sostenía a un decaído Hobin le diera la señal para hacer su intervención

— Señora — saludó con la gracia de un noble en decadencia buscando la aprobación de un noble embaucador — Me presento ante usted como el consejero de su majestad el Rey Seong Taehoon último en su nombre para darle los saludos convenientes — la mujer no hablo, Zerath aún continuó — Nuestro viaje ha sido largo y poco próspero, lamentablemente en estas colinas llanas y sin vida han hecho que nos quedemos sin provisiones para muchos de nuestros hombres además para ...— Zerath se detuvo, Taehoon alzó una ceja mientras Hobin comenzaba a marearse un poco por la falta de agua — ... para el esclavo favorito de su majestad. Si fueran tan amables de brindarnos comida y hospedaje — la mujer continuó sin hablar , Taehoon tocó el mango de su espada. Si la técnica de buena persona no funcionaba entonces aquel lugar pasaría la historia

La mujer lo pensó por un rato mientras miraba a su alrededor. Zerath jugó impaciente con el anillo en su dedo con el símbolo de su casa

— Les daremos agua y comida a cambiado de que ustedes no acaben con nuestro pueblo — la mujer habló por fin — No somos tontas escuchamos sobre un supuesto rey y su multitud que acabaron con el pueblo de esclavos libres hace algunos meses atrás, viendo a tu rey listo para desenvainar su espada veo que ustedes son aquellos mencionados – Zerath sonrió — No son bienvenidos a este pueblo por lo que no pueden quedarse por mucho tiempo – la multitud comenzó a disiparse

Zerath siguió a la mujer hacía una carpa algo destartalada al final de la ciudad, los soldados comenzaron a montar nuevamente el campamento mientras Hobin era trasladado bajo la montura del semental para descansar por fin en la tierra. Habían sido dos meses de completa caminata tan solo para cruzar el valle y llegar a las montañas llanas, Taehoon había insistido en que si nadie descansaba o lo hacían el mínimo llegarían más rápido a Puerto del Sol así que Hobin descubrió que mientras más pasaban los días más comenzaba a decaer, los constantes abusos de Taehoon no ayudaban mucho la verdad, tomaba a Hobin en cualquier lugar donde quisiera incluso en las noches lo obligaba a escaparse al oscuro bosque junto a él y tener relaciones entre montones de pasto seco, cuando se bañaban juntos, cuando montaban a caballo juntos, a toda hora y en cada momento Taehoon tenía la necesidad de tomar a Hobin como una fiera, cosa que causó más el desgaste físico que tenía actualmente Hobin

Una vieja sin dientes y con un ojo de menos los guió a los tres hacia un tipo de lugar con un montón de símbolos dibujados más allá de la carpa vieja y destartalada. En el medio de las plantas con un olor exótico, a la vista del sol, una anciana ciega tomaba una dosis calor

— Abuela — la mujer saludo a una anciana de ojos blancos y cabellos tan negros como la noche. Hobin en los brazos de Taehoon trató de verla — Este niño necesita ayuda, parece que está apunto de morir — la mujer mayor sonrió y sin hacerle caso continuó sentada bajo el sol alisando su cabello

La anciana no hablo en su lugar buscó su bastón hecho de raíces de abedul y caminó algunos pasos hacia Taehoon, mirando a la mujer de raro aspecto que se acercaba, el rey de mirada mortuoria no dudó en alejarse dando el espacio suficientemente, la anciana se detuvo

— Soy ciega pero no una bruja — habló entre dientes la mujer, fue solo un susurro sin embargo la piel de Zerath se erizó

— Cuídalo es lo que necesito — Taehoon habló — Cuídalo y te daré algo. Mantenlo saludable para que me de hijos fuertes que puedan cabalgar a mi lado y te recompensaré — se detuvo – Pero si algo pasa haré que mis hombres acaben con todo este infierno de huérfanos y vírgenes de mal augurio – Taehoon depositó a Hobin en una camilla que la otra mujer preparó

Zerath pensó que se quedaría sin embargo Taehoon miró a la mujer por última vez y desapareció rápidamente. Otra anciana salió de la nada atrayendo la atención del consejero que conocía perfectamente aquellos símbolos dibujados por el lugar

— La Antigua Orden de los Doce Mendigos — la anciana ciega sonrió por lo bajo mientras ligaba un par hierbas que había recogido del jardín — Mi padre tenía un antiguo manuscrito que sus antepasados robaron del templo de Zarien sobre cada miembro de aquel lugar antes de que el Emperador Niño en un momento de locura mandará a quemar aquella iglesia debido a la muerte de su primogénito — la anciana volvió a sonreír, Zerath no se detuvo — Se dice que los Ancianos de Tabitha surgieron a partir de su destrucción – explicó

— Los Ancianos de Tabitha ya existían antes de que los doce mendigos pensaran en crearse — una lo regaño – Los Doce Mendigos sólo fueron la Orden de un Rey encaprichado con el favor de su esposa que rezaba a otro tipo de dioses — explicó la mujer, Zerath la miró con interrogación — Una puta del mar de Ashara, ojos rojos y cabello azul, la tentación en persona tanto así que al Emperador ni siquiera le importó cuando su única hija murió bajo las manos de esa puta. La princesa Clarissha ni siquiera caminaba sola cuando esa mujer la dio de ofrenda aquellos dioses que adoraba — una escupida al suelo con una maldición se dejó oír

Zerath lo pensó. La Orden de los Doce Mendigos, se refería a las Doce deidades Celestiales del Mar de Ashara que habían bajado a la tierra vestidos de mendigos para crear lo que sería una nueva situación problemática para los lujuriosos y ambiciosos. Cada uno peor que el otro crearon la conocida Masacre de la Medianoche, donde se cuenta que un mendigo que pedía pan en la entrada de la fortaleza de Marhr había dejado pasar a todo el ejército del viejo Sultán del Este del desierto de Jarhy acabando así con la todo los solados

— Cada historia tiene varias versiones, querida — Hobin casi vomito cuando la mujer coló un pedazo de hierba amarga en su boca a la fuerza – Cada oído del ser humano escucha lo que quiere y cada boca habla lo que quiere hablar — los ojos blancos y desfigurados brillaron sin resplandor ante una luz

— Esa mujer era una puta ¿Quien mata a su propia hija? – escupió nuevamente. Zerath no dijo nada

Hobin sintió una gran después de que la llevaba de marchara de su boca, la anciana le dio un poco de agua dulce de beber

– ¿Estoy en cinta? – murmuró Hobin por lo bajo, la anciana sonrió

— No – dijo – Aún no estás en cinta, pero por la mirada de tu Rey, no pasarán dos lunas más antes de que tu vientre tenga niños – Hobin la miró

— ¿Sabe usted sobre mi condición? — la vieja sonrió

— Se sobre todo lo que pasa en este mundo y las maravillas que lo rodean — Zerath quiso escuchar sin embargo la otra anciana se cruzó en su camino

— ¿Puede ayudarme? — preguntó

— Lamentablemente no. Este es tu destino, ser la puta de un Rey hasta que el mismo muera — y se marchó

Zerath miró a Hobin y este ignoró su mirada con angustia. Taehoon fuera de la carpa miró extrañado una de las serpientes que uno de los niños tenía pintada en su tobillo . Demasiado Inusual

"Los cuentos suelen ser mas crudos cuando la corte de un Rey y su bufón cantan y ríen a cuesta de los muertos"

Acabo de regresar y me siento genial porque amo escribir esta historia, la cosa fluye sin problema.

Crónicas de un Esclavo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora