Acababa de mandarle aquel mensaje a Jaziel. Mientras subía las escaleras que rechinaban con cada paso que daba, el sonido rebotaba por cada rincón de la casa, no importa que te despacio caminara, Ellas sonaban.
Subí hasta el tercer piso, y su ambiente era más frío, de lo que era el primero. Sus pasillos eran enormes, si eras un niño fácilmente te perderás entre las paredes. Vi dónde quedaba el baño, me acerque hasta la puerta.
Mirándome por tal espejo frente a mi que relucía más que lo que yo veía a través de mi vista, mirándome, fijamente por unos segundos... segundos que cada vez se hacían más largos.
Mi cara se comenzó a deformar en el reflejo, no podía moverme aunque quisiera, quería dejar de mirarme pero me era imposible cerrar los ojos, los cuales se estaban poniendo rojos, podía sentir como mis mejillas se pusieron calientes y húmedas.
Hasta irse un milisegundo la luz.
Al regresar, pude volver en mi y tener cada sentido que me pertenecía, no podía entender lo que había pasado.
Si estaba volviéndome loca, y lo transcurrido fue parte mi una imaginación.
—No siento mis piernas—dije
—No siento mis piernas—dije repetidas veces como si la única frase que supiera fuera aquella, dando vueltas una y otra vez por mi cabeza.
Sentía espasmos por mis piernas y dedos, hasta caer al en aquella madera fina, iba a hacer ademán de pararme cuando las escalares que colgaban de la puerta de subida al ático cayeron a un lado de mi cabeza.
Al entrar en un estado de shock no intente moverme, solo veía aquel cuadrado oscuro que se hacía en el techo, enfocando mi vista, hasta hacerse más claro, pude ver cómo algo se balanceaba en el techo de ese cuarto oscuro.
Ignorando lo anterior sucedió, me levanté intentado descifrar que era aquella cosa que se movía como un péndulo a baja velocidad.
Iba a subir por aquellas escaleras que por poco me aplastan, cuando sentí vibrar mi celular en el bolsillo, era Jaziel, me había mandado un mensaje, ella está subiendo, ten cuidado.
Pude oír un leve chillido por parte de las escaleras, pero era tan leve que no se notaría si no estuvieras alerta.
Me encerré en el baño, no quería que notara que estaba husmeando por su casa. Oí unos pasos al frente de la puerta—¿Estas bien?—pude oír a la chica a través de ella—si, si solamente no me siento muy bien, discúlpame de verdad—dije yo con mi excusa alejándome para la puerta para que no viera mi sombra por debajo de la puerta.
—tengo unas pastillas abajo, no te demores por favor—dijo ella y pude escuchar unos pasos mas—claro, discúlpame de nuevo—dije yo escuchando como hacía un ruido, creo que había subido las escaleras al ático.
Abrí la llave del grifo, para mojarme las manos y pasármelas por la cara, podía sentirme fría desde la frente hasta mis pies. Claramente no estaba bien.
Me pase hasta el pasillo echándole una última mirada antes de bajar. Bajando las escaleras estás sonaban aún más que cuando las subí, paso tras paso parecía que esas escaleras eran infinitas, hasta que me di de cuenta que, no había bajado ninguno.
Que loco, pensé yo al mirar hacia la nada, volviendo en si para ahora sí bajar aquellas escaleras que con tan un solo resbalón podría matarme.
Pude ver cómo estaba Jaziel y Félix están sentados junto a aquella silla, se notaban pálidos. Necesitábamos salir de ahí.
—si nos disculpas—dije yo haciendo notar mi presencia a lo cual los tres me voltearon a ver—pero ya nos tenemos que ir—le dije a aquella chica con un intento de sonrisa, que sentía más que era una mueca.
—oh claro, es peligroso estar tan tarde fuera de casa, ¿no?—me dijo mirándome a los ojos haciéndolos un poquito más grandes al hacer aquella pregunta de dos letras.
—S-si claro, mi madre se preocupara si no llego temprano—¿Mama?,
¿fue lo mejor que se me pudo ocurrir?,
¡Dios mío si ni mamá tengo!.Pude sentir como el sudor corría por frente terminando en mi mandíbula, manteniéndose ahí lista para caer.
—Estas sudando mucho—dijo la chica pelinegra parándose de su asiento para hacerse frente a mi, procediendo a tocarme la frente.
—Los cambios de clima me pegan fuerte —respondí—Bueno, si nos disculpas, nos vamos—no deje ni que alcanzará a abrir la boca cuando ya estábamos afuera. Momentos después vimos que se despedía con una sola mano desde aquella, a lo cual ni siquiera volteamos a mirar.
Caminábamos mientras de la nada siento un tirón de mi mano—Bueno ya, ¿Megan que fue lo paso allá arriba?—pude sentir la mirada de ambos sobre mi a lo que me resigne a soltar un bufido y abrazarme a mi misma por culpa de un escalofrío.
—sinceramente, no se—dije a lo q ella frunció su seño—la verdad es que no se si lo que me pasó allá arriba fueron alucinaciones, comencé a ver cosas en el espejo del baño, las escaleras del ático casi me decapitan—a lo que Jaziel me interrumpió—espera ¿Que?, ¿estás bien?, no te hiciste daño ¿verdad?—dijo algo alterada agarrándome por los hombros y haciéndole un ademán a Félix para irnos de ahí, que por cierto ya se me había olvidado que estaba con nosotras.
Por pánico de cierta pelirroja y alguien por andar de bocona, termine con tres sábanas encima, casi un litro de agua en mi estómago y una que otra pastilla colada y dos personas mirándome fijamente.—como crees que voy a dormir si parecieras que me quisieras matar, y tú también—dije aquello ultimo con el seño fruncido y sacando mi mano para señalar a aquel susodicho que se presta para ciertos dramas.
A lo que aquel supuesto indignado procedió a colocarse una mano en el pecho y abrir la boca haciéndose el ofendido, para luego sacarme la lengua y yo el dedo del medio.
—Que no tengo sueño—me enderece de repente sobresaltando a los presentes—pregúnteme si me importa—dijo Jaziel poniendo una mano en mi hombro para tirarme sobre el sofá—ay, que grosera—agarre las mantas y me voltee hacia el otro lado procediendo a cerrar los ojos, por que si no, capaz y amanecía con dos chibolos en la cabeza.
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𝙎𝙄𝙂𝙄𝙇𝙊✓
Mystery / ThrillerCosas siguen retumbando por mi mente, ¡el último que pierda la cabeza gana!