Corrupted Duality [SakuAtsu]

Capítulo 4- Nuestro invierno

A la mañana siguiente, 30 minutos antes de la hora pactada, Atsumu ya se encontraba llegando al estudio en el que Kiyoomi lo había citado, bajo la maleta con varios atuendos que, según las detalladas instrucciones del mayor, serían necesarios durante la sesión, se imaginaba que el mayor había preparado con su equipo todos los detalles, mientras él solo tenía que hacer su trabajo. En cuanto se acercó a la puerta esta se abrió dándole la bienvenida los encargados, lo llevaron a lo largo del edificio, era un lugar bastante espacioso, no localizo al azabache a primera vista, se imaginó que seguía ocupado coordinando a su equipo, una vez en su camerino, saludo animado a los chicos que se encargarían en transformarlo en "arte", como él le decía cuando bromeaba con Samu el día anterior. Tras un rato después fue escoltado nuevamente hasta donde sería la primera parte de la grabación, no iba a mentir, el equipo de Kiyoomi lo había dejado increíble, sumando a su outfit, era una combinación perfecta, dado al frio clima de la temporada llevaba puesta una bata arriba del ligero vestuario que portaba y así después de tanto, logro visualizar al pelinegro cerca de la escena, sonrío de lado casi por inercia.

― ¡Kiyoomi – kun! Buenos días ― termino de acercarse para colocarse a su lado, con una encantadora sonrisa ― Estoy listo para ser transformado en "Arte"― dijo bastante seguro, el mismo estaba emocionado de como resultaría aquella colaboración mientras que Sakusa se encontraba ya en el estudio desde las 7 am, a decir verdad, durmió poco o casi nada, aunque estaba acostumbrad a ello pues era muy minucioso con todos sus proyectos y no podía pasar por alto absolutamente nada, los retoques que mando a ajustar, los colores para los fondos e incluso envió a traer más escenografía en tiempo récord para complementar las demás tomas estaba todo ya estaba listo e iniciarían claro con las tomas al aire libre, agradeció que esta vez los canales de TV del clima no se equivocaran aun la nevada estaba programada dentro de dos días más ese invierno. Fue que en un parpadeo la hora pactada llegó, observo a Atsumu listo tanto con el maquillaje como con la ropa que adecuadamente supo juzgar para la escenografía sonriendo bajo la mascarilla bastante complacido, aunque claro seguro el modelo pasaría por alto este gesto. ― Buenos Días Miya, sígueme. ―

Como siempre era directo y de pocas palabras, simplemente se limitó a darle indicaciones al equipo, el estudio realmente era pequeño porque aprovechaban al máximo las tomas de la naturaleza, Estaba lleno de árboles con hojas caídas, simularon nieve falsa por sobre estas ya que la real habría hecho todo un caos con los equipos y el propio modelo podría sufrir algún tipo de resfriado, algo que Kiyoomi no estaba dispuesto a aceptar. El rodaje inicio 15 minutos después de dar cada señalización no era necesario más palabras y dejaron que Atsumu se desenvolviera a placer mientras la cámara los seguía, verlo hacer expresiones diferentes fue algo que quizá inspiro al azabache a rehacer uno que otro ajuste en sus partituras haciendo notas mentales tras cada toma realizada para el recital. Finalmente fue el turno de las tomas en el interior, tres paneles con la temática de otoño, primavera y verano. Atuendos diferentes para cada uno, si posiblemente hoy sea un largo día para Atsumu mientras Sakusa solo apreciaba como este nuevamente hacia suyo la cámara hasta aquel momento, aquel instante donde sintió que el aire le falto llegar a los pulmones, una imagen que hizo brillar ligeramente sus pupilas y empezó a atar piezas en su mente.

El rubio se encontraba vestido con piezas casuales y ya no tan abrigadoras, los colores eran neutros y nada llamativo, intentando tomar entre manos un ramo de lirios de color similar que el fondo recordándole al cuadro que jamás pudo completar de pintar cuando Atsumu le dio la primera visita. Entonces se preguntaba aquel día ¿Qué le faltaba en ese momento? ¿ por qué nada de lo que visualizara compensaba su obra como terminada en ese cuadro? Esa respuesta llego por si sola. Era la mirada, quizá la forma en la que parpadea lentamente, o el brillo que sus ojos emiten al contraste con la tonalidad de las flores. Nada podía describirlo con exactitud y solo algo ajeno pudo traerlo de nuevo a sus sentidos tras ese breve embelesamiento.-