CINCO

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Cada milímetro de la piel de Satoru fue besada, fue lamida y mordida, necesitaba sentir que aquel ser tan deslumbrante aun era suyo, que aun brillaba sobre la sombra que era ahora su vida. Se sentía tan perdido, tan cautivado que no sintió los suaves dedos tocar sus marcadas ojeras - Suguro...vuelve conmigo - Susurro el peli blanco mientras un deje de tristeza surcaba sus preciosos ojos, pero lo sabía, sabía que aquel ser milagroso estaría obligado a acabar con su vida - Cállate, quiero hacerlo - su propia voz sonaba tan cruel que su pecho dolió, más cuando Gojo sin pensar demasiado cruzo sus brazos sobre su cuello y le sonrió.

Casi como Dios iluminando el mundo

Esa noche por fin fue capaz de probar al ser más perfecto jamás creado, por fin en más de dos años se sintió en paz, su cabeza no dolía, el mundo no era doloroso, las nauseas desaparecieron y su mente, antes un mar sin fin de rostros con sonrisas, aplausos y olor a sangre, por fin volvió a estar en calma. Miro a su lado, donde el teléfono de Satoru mostraba una foto de ellos juntos en la preparatoria, eran aun dos niños sin la sangre en sus dedos. Había un mensaje de una mujer donde decía algo de una fiebre y un hospital, bueno daba igual, todo era perfecto ahora que podía escuchar el tarareo de Satoru en la ducha.

Era tan hermoso este momento

Casi tres días, eso duro su celo y fue el celo más tratable que había tenido en...años, Satoru le dio una sonrisa cuando salieron de un sótano, según el peliblanco era su lugar secreto - Aquí Suguro, ven aquí cuando comience el celo...o cuando quieras estar tranquilo, vendré a ti, siempre iré a ti, así que por favor tú también ven a mi ¿si? - esas fueron las palabras que flotaron en el aire mientras el olor del peliblanco dejaba un rastro detrás de él, en su mano derecha estaba una llave con un llaverito de algún digimon extraño - ja aun tan infantil como siempre Satoru - susurro dando media vuelta sin atreverse a mirar sobre su hombro, lo sabía, si Satoru Gojo estuviera aun allí y lo llamara, él volvería, dejaría todo tirado, acabaría con todo el circo que había montado con tal de estar de nuevo con la persona que llevaba su corazón.

Pero ni él se dio la vuelta, ni Satoru volvió 

Monos, monos y más monos, eso era todo, simplemente se paraba, trataba de comer, miraba a los monos postrados frente a él, ayudaba a ciertos monos molestos y luego a otros con más "poder", veía hechiceros actuando como idiotas y luego a otros que lo buscaban por poder, mata un par de monos y luego...¿luego qué? ¿por qué después de casi 5 años él seguía allí? ¿para qué? Su dolor de cabeza era ya tan normal, tan malditamente normal, el exorcizar, comer y repetir...era como en la preparatoria, todo era de nuevo  la misma marea oscura de la cual no ha podido salir en casi 7 años...

¿para qué? ¿para quien?

Cada par de meses se veían, Satoru siempre brillante y lleno de luz ¿y él? seguía acurrucado en las sombras ¿seguiría allí de por vida? ¿Cuánto tendría que durar su vida? Saturo Gojo siempre lo colmaba de un amor puro, tierno y lleno de dolor, siempre tomaba sus manos y recorría las líneas de sus dedos, siempre lo miraba con tristeza, hasta que un día simplemente lo soltó - Suguro...hay un niño, es pequeño y parece un hongo, es parte umn del clan Zenin ¿sabes? - ese clan, algo dentro de su cabeza exploto, los recuerdos, la sangre y el dolor volvieron a su mente, pero Satoru lo miraba como ansioso y lleno de alguna absurda esperanza, continuo al notar su silencio - Es...es el hijo de Fushiguro Toji, pero el niño tiene una técnica maldita, su madre desapareció junto con su hermana, yo...sabes he estado cuidando de ese niño, pero recuerdo que los niños eran lo tuyo - Podía sentir su corazón golpear su pecho, si Satoru le decía eso que su mente gritaba, él podría simplemente... - Suguro, el punto es que quiero desaparecer de todo esto contigo y ese niño - Sí, sí podría, sí lo haría.

No estaría mal desaparecer por fin

susurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora