Durante un par de días trato de ignorar al omega y el pequeño ser que dormía contra su pecho, cada vez que veía como el peliblanco mecia suavemente a ese bebe, algo muy en su interior vibraba, era cálido, pero entonces volvía su mente al problema inicial ¿por qué Satoru tenía ese bebe? Luego con disgusto apartaba la mirada.
Satoru no había mencionado nada sobre aquel niñito y siendo sinceros él tampoco quería presionarlo, no cuando por fin habían logrado escapar de aquel país, no quería arruinar las cosas, ahora Megumi solía quedarse a su lado mirando el largo mar por horas, Satoru solía recostarse en su hombro en las noches y el silencio era opacado por el sonido de las olas moverse...pero aún así, en medio de tan cálido silencio, el hecho de que Satoru no le diga nada sobre el bebé, lo está consumiendo
El mismo silencio de cuando su cría murió
Cuando por fin llegaron a tierra, su mano fue atrapada por la pálida mano del omega y su brazo derecho fue ocupado por un pequeño pelinegro nervioso - Suguro, vamos quiero dormir - lo sabia, él también estaba agotado, pasaron varios días sobrevolando las cercanías de Japón, hasta que Satoru recibió un mensaje de Shoko, luego volaron sobre una maldición por más de dos semanas, ahora que por fin habían llegado, se dio cuenta de cómo su cuerpo pedía a gritos un descanso. Una manito agarro su mechón antes de restregar su mejilla contra su cuello - ¿donde estamos? - la voz suave le hizo reír, dejo caer su cabeza en contra la masa de cabello negro - ahora mismo estamos en un país llamado Islandia - el niño soltó un resoplido medio agotado medio confundido y pudo sentir como el cansancio tomaba control del más pequeño.
Era como un sueño
La casa era cálida, le gustaba sentir el frío viento soplar su rostro en las mañanas, la infinidad de árboles qué se perdían en el horizonte y el murmullo de los animales, le gustaba despertar cada mañana con el peliblanco a su lado izquierdo y ambos niños al lado derecho. También se sorprendió de lo poco que le molestaban los suaves quejidos del bebé, el niño aun era pequeño, tenía un corto cabello rosa pegado a su cuero cabelludo y dormía gran parte del día. Era lindo a su manera pero aún así no podía evitar la avalancha de gritos y pensamientos que llenan su mente.
¿Cuál era el punto de tenerlo con ellos?
El tiempo pasaba rápido, Megumi había logrado formar un perro de sombra, era pequeño pero era dulce ver a ambos juntos, bueno hasta que el niño comenzaba a agotarse, cuando eso pasaba solía estirar sus cortos brazos y le pedía con ojos dulces qué lo cargará, siempre lo hacía gustoso. Por otro lado esta el bebé, quien a pesar de ser un pequeño regordete ya intentaba sentarse, era extraño como cuando aquel niño reía su corazón se calmaba...aun no le tenían nombre.
Satoru tampoco intentaba ponerle uno
Uno de esos días en los que fueron al pueblo cercano a comprar comestibles, noto como Satoru apretaba al bebé contra su pecho, con una mirada perdida en medio de la pequeña multitud, como si hubiese algún peligro - ¿quieres volver Satoru? - susurro apretando su mano con suavidad, Megumi tenía agarrado su cabello tratando de mantener equilibrio en sus hombros, Satoru lo miro, casi con sorpresa - ¿Qué? No, no pasa nada, solo recordé algo desagradable - y así fue como Satoru le puso fin al tema...pero quería saber que le pasaba, estaba en su derecho ¿no?
¿Era tan poco confiable?
Muy entrada la noche y cuando el cuarto se lleno de suaves respiraciones, salió buscando un vaso de agua, se sentía agotado, cansado de volver al silencio y al miedo del inicio, sus manos temblaban como cada vez que el pánico llenaba su pecho y fue por las suaves manos frías del peliblanco qué pudo notar como el agua se derramaba - ¿Suguro? No te vi en la cama y yo...¿Estas bien? - su pecho se apretó ante el nudo en su garganta ¿Cuándo había estado bien? Desde hace años había anhelado vivir en paz, pero nunca pensó que esta vida solo haría qué su mente bailará entre gritos, miedos y maldiciones. Claro odiar y matar monos silenciaban el coro de voces en su interior y el desgaste por manejar las maldiciones apenas y le dejaba sentirse mal, pero ahora no tenía eso, ahora Satoru estaba aquí, mirándolo con preocupación - No, no lo estoy ¿Quién es ese bebe? ¿Por qué no me hablas? Antes lo hacías a cada minuto, pero desde...desde eso dejaste de hacerlo ¿Qué no confías en mi? ¿Es por qué no llegué a tiempo? Te juro que si hubiese sido más rápido...si hubiese dejado a esa niña con Tengen nuestro cachorro estaría...tú aun...yo...yo sería - un gemidos salió al sentir los brazos contrarios rodearlo, no había notado como las lágrimas bajaban por sus mejillas
Se sentía cálido
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susurros
Fiksi PenggemarFic getoxgojo Namas porque Gege le dan miedo el éxito y a mí no Verdad ... Es ABO (omegaverse)