NUEVE

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Esa noche comprendió algo, Satoru Gojo lleno ese vacío que dejo su cría con aquel niño llamado Megumi, el trato había sido simple, la madre del pequeño sería liberada y él por fin tendría al pequeño ser que le fue arrebatado, parecía ilógico pero al parecer eso le había ayudado - En las noches sentía el dolor en mi vientre y pecho, pero cuando lo tuve en brazos fue...tan diferente, Shoko dice que fue mi instinto, se reflejo en gomita como si fuera mi cría y esta bien Suguro, se que nunca lo remplazara, pero lo amo y se que tú igual lo quieres - Así que el bebé era ¿para él? ¿para que su instinto de alfa pudiera reflejarse en ese pequeño ser de mejillas gordas? - Pero ese niño...yo tenía dos niñas...no fue así como lo sentí, dolía, verlas dolía. No quiero que los padres de ese bebé sufran ni estoy seguro que yo como alfa pueda... - unas manos frías tocaron sus párpados con suavidad, sus labios fueron sellados por los besos que el peliblanco le daba, lleno de amor y paciencia, como con temor a romper la soga que mantenía atado al ser llamado Geto Suguro - No es así, no quiero que el bebé remplacé a nuestra haba ¿sabes? El director ya me había hablado de un niño, creado para ser el contenedor de Ryoumen Sukuna, era mi última misión, salvar a ese niño de lo que era su destino - Satoru sonrió contra su frente, movió sus caderas y soltó una suave risita al sentir como aquellas manos apretaban su delgada cintura - Suguro, solo quiero que lo criemos como nuestro, solo quiero tener lo que anhelábamos, una pequeña familia, lejos del mundo de la hechicería, quiero verte sonreír de nuevo, quiero que puedas respirar tranquilo y borrar esa mirada atormentada y muerta de tu rostro ¿si? déjame ayudarte - eso fue todo, algo dentro se rompió, esa cuerda que apretaba con desespero el desorden que ahora era él, esa débil cuerda se rompió ante la presión desconsolada que subía por su cuello.

¿Así que era esto lo que necesitaba?

Estuvieron así hasta el amanecer, él llorando de manera desconsolada y Satoru acariciando su espalda mientras susurraba suaves frases, entre todo el desastre que era, su mente fue dejando salir en palabras cada minúscula cosa, cada dolor, cada miedo, cada tristeza y cada arrepentimiento, todos y cada uno fue dulcemente tomado por Satoru, quien entre palabras y suaves susurros de amor apaciguaba toda su inseguridad.

Se sentía tan tranquilo

El leve murmullo de unos pasos lentos los hizo salir de aquella pequeña burbuja, frente a ellos estaba ese pequeño pelinegro, su cabello estaba desordenado y arrastraba su manta, el infante los miro con ojos aun abrumados por el sueño y simplemente se acercó hasta dejar su cabeza recostada contra su delgada pierna, Satoru soltó una risa antes de que con leve esfuerzo levantará al niño y lo sentará entre los dos, Megumi sintiendo el calor de ambos cuerpos, acomodo su cabeza contra su hombro y apretó (como ya era su costumbre) el mechón suelto de cabello - papá...El bebé sigue llorando...sueño - todo fue un susurro, pero esas palabras adormiladas prendieron su corazón, la calidez subió por su apretada garganta y las lágrimas qué se habían detenido volvieron a salir

Así que eso era tener una familia

Satoru era un desastre para cocinar, podía sentir los granos de azúcar mezclados en su café, parecía que a Megumi tampoco le gustaba el azúcar, siempre hacia muecas con cada bocado - ¿Qué tal? - esa pregunta sonó tan feliz, aquellos ojos llenos de alegría eran irresistibles - muy dulce - esa fue la respuesta del más pequeño, aun así termino los panqueques y su batido qué olía demasiado dulce para no ser un postre. Dejo de lado la suave discusión entre los dos y miro al bebé que tomaba leche con tanta fascinación, sus pequeñas manos agarraban con dificultad el biberón y sus piecitos se movían con fuerza entre los brazos de Satoru - Yuji - fue más para si mismo, pero Satoru y Megumi lo miraron asombrados - ¿Quién es Yuji papá? - el niño puso sus manitas llenas de crema sobre su pierna y casi como instinto él dejo caer su mano sobre esa cabecita - tú hermano, él bebe es Yuji - solo se escucho el gorgoteo del bebe

No era tan malo después de todo

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