DIEZ

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Al tercer día de vivir Reia en casa del Duskwalker, éste la sacó al exterior para enseñarle algo que había hecho.

Le mostró un tocón de árbol que le llegaba a la altura de las rodillas y la mesita auxiliar del salón que habían colocado en la parte trasera de la casa, justo en medio del jardín.

"¿Me has hecho un sitio para sentarme?", preguntó ella, volviéndose hacia él con el ceño fruncido. "Ayer te sentaste en la tierra para desayunar". Se refería

al día anterior, cuando Reia se había sentado en el suelo en medio del jardín y comido fruta, cogiendo libremente de lo que había. Ladeó la cabeza, antes de que ésta se volviera para mirar a su alrededor, al jardín que estaba lleno de cálida luz solar. "Puedo llevármelo si es lo que prefieres".

Ella pudo ver que él ya se había adelantado y había colocado un cuenco con una cuchara de madera sobre la mesa. Aunque le producía el agua de la bañera utilizando un hechizo con su sangre, en realidad se marchaba un rato para obtener agua de un arroyo fresco no muy lejos para que ella bebiera.

Supuso que el agua tardaría demasiado en cargarse para llenar la bañera y que él había tenido problemas en el pasado con gente que no quería beber el agua creada con su sangre. Reia era una persona curiosa y había probado el agua de la bañera antes de que él empezara a aplicarle los aceites en la piel cada mañana y cada noche, y comprobó que no era buena para el consumo.

Aunque no olía, tenía un sabor asqueroso, metálico y sanguinolento.

Ella sabía que el vaso de agua que ya estaba sobre la mesa, junto al cuenco, debía de ser del cubo de agua que él llevaba del arroyo. "No, me gusta más esto". Se sentó en el tocón y le dedicó una sonrisa forzada para demostrarle que lo aceptaba.

"Puedo hacerte una silla adecuada".

Reia sintió un tirón en el corazón.

"No tienes que complicarte la vida por mí".

Volvió la mirada hacia su regazo mientras rozaba con los dedos la superficie superior del tocón para sentir su rugosidad. Las raíces seguían unidas y parecía que las habían partido para crear una base firme y evitar que se inclinara.

Esto es muy considerado.

Él estaba siendo muy considerado.

Pero ella no quería que él hiciera cosas por ella. No quería que cambiara de casa cuando ella tenía toda la intención de encontrar la manera de irse.

Ayer se armó de valor para averiguar qué comería él mientras ella estuviera aquí, ya que él no tenía intención de comérsela a ella. Le había dicho que al final se iría a cazar. Animales, pensaba ir a la superficie a cazar un ciervo o un lobo. Sin embargo, también pensó que podría cazar a un humano si se topaba con uno. Dijo que incluso pescaba en el arroyo cercano de vez en cuando, cuando la época de apareamiento había terminado y había más peces viajando por allí.

El sol se ocultaba a la derecha del bosque. Sabía por haber viajado hasta aquí que siempre habían caminado hacia los atardeceres, lo que significaba que todo lo que tenía que hacer era ir en dirección contraria, y con suerte encontraría las paredes del acantilado del Velo.

Había decidido que si sobrevivía tanto tiempo y conseguía ganarse su confianza lo suficiente como para que se marchara a cazar -porque dudaba que lo hiciera ahora-, se marcharía entonces.

Sólo tengo que ser buena hasta entonces. No enfadarle, no hacerle pasar hambre, no hacerme daño accidentalmente y sangrar demasiado.

Había estado haciendo una lista mental de lo que no debía hacer. Sobrevivir era su intención, y con el amuleto que él le había dado, el baño que él dijo que ocultaba su olor humano y, con suerte, con su capa protegiéndola, podría atravesar el Velo a salvo si era lista.

ASTK DBB I [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora