Muerte y resurrección

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Si me lo permiten comenzaré hablando de lo acontecido en los últimos años.

Antes de la pandemia me llegó una inspiración que no se como describir, es como si de repente me llenara de ganas de vivir, pensando que tengo toda la motivación y comprensión del mundo, por ello abro mi cuenta de Wattpad, donde puedo escribir mis pensamientos y sentimientos en forma de historias. En menos de un año llega la pandemia y me trunca mi ya difícil y estresada vida. 

Desde ese atisbo de felicidad y gran imaginación todo fue a peor: los amigos me traicionan, la gente que odio se hace cada vez más presente en mi vida, el panorama mundial y su estupidez...; en fin, creí que no podía, pero gracias a mis amigos verdaderos amigos logré salir adelante y es por ello que siempre estaré en deuda con ellos. Pero tras un año frenético donde esas personas eran la última línea de defensa antes de que mi odio tomara mi cuerpo, y no exagero, ya que empecé a tener como una pequeña afección que por mucho que tratara siempre volvía, bueno, por donde iba... en conclusión puede superar ese año.

Con ganas de dejar ese odio atrás quise irme a un lugar nuevo, conocer gente nueva y aunque tuviera que dejar un poco a mis amigos creía que iba a ser lo mejor, pues no podía sobrevivir a tanto odio dentro de mi. Cambié de escuela creyendo que: 1º lo que encontraría de compañerismo sería mejor y 2º que podrían brindarme una mejor preparación en cuanto a estudios. Lo segundo más o menos lo encontré, pues yo si considero que de algunos profesores si adquirí un gran conocimiento, y muy importante en algunos casos. Pero en cuanto la gente... al principio creía que debía adaptarme más, integrarme en sus costumbres (no soy muy sociable y me cuesta conocer gente, puedo mantener una conversación con un extraño cualquiera, pero la amistad se me complica, de media tardo 2 años en fiarme de una persona), hasta que un día me di cuenta que yo no era el problema, eran ellos... En resumen ellos rechazaban todo en lo que yo creía, valores, respeto, compañerismo; admito que si que me alejé de ellos, pero solo podía sacar relaciones tóxicas de allí, y aunque nunca les dejé ver mis cartas ni mezclarme mucho conmigo, he de decir que si había gente rescatable, personas que sin la presión social compartían gustos conmigo que nos podrían haber acercado más.

A lo largo de bachillerato el odio se transformó en añoranza y tristeza, solo había un resentimiento hacia el pasado: "¿por qué dejé a mis amigos y 2 idiotas por una escuela llena de ellos?". Cada día que pasaba ver lo que eran esos adefesios de la sociedad me causaba asco en cuanto a su comportamiento con la sociedad e incluso sus propios amigos, que poco valor y ética tenían, aunque era peor pasar por el patio de infantil y ver, y no exagero, niños de 5 años diciendo lo que ellos decían y creyendo lo que ellos decían: "¿y este es el futuro?, tengo miedo de él". He de admitir que en estos últimos años desarrollé una especie de gusto por el sufrir ajeno, me producía placer ver a la escoria arrastrarse por el suelo, llorar por cosas inmundas y sin sentido y ver como su mero ápice de superioridad se iba al garete cuando se desmontaba su fachada. Era como si me hubiese unido a la oscuridad y desesperación.

Tras 2 años de sufrimiento, una sucesión de rupturas de amigos y una selectividad en la que no quisieron darme mi sueño (porque la nota me daba para lo que quería hacer) terminé en un verano de completa contemplación, aprendiendo, viendo como las emociones negativas habían corroído mi cuerpo hasta dejarlo en carne viva. y entonces reflexioné... "no importa cuanto te tumben, tu sabes desde hace mucho tus objetivos y aunque en algunos casos te parecieran imposibles en ningún momento los cambiaste. Da igual los años que pasen y cuanto te cueste, si vas por el camino rápido o el lento". Gracias a esas palabras, pude recuperar alguna que otra amistad, fortalecerme y recuperar mi cuerpo y aceptar que las segundas opciones a veces son necesarias para llegar a la primera. Voy a poner el ejemplo que siempre me puse: si escalas una montaña y te caes verás lo que no pudiste alcanzar y tendrás que volver a empezar, per        o si por el contrario, vas fijándote a su escarpada pared y aceptas que debes coger otro camino, aunque tardes más, llegarás a la cima y podrás contemplar ese maravilloso paisaje.

Las adversidades solo existen para los que creen en ellas y es decisión de cada uno que camino escoger; el fácil, con cosas satisfactorias al principio, pero que seguramente te lleve a un precipicio; o el difícil, tortuoso y largo, pero el único que deja una satisfacción cada vez mayor cuanto más has recorrido.


Espero poder daros lo mejor de mi y aunque no se si mi gran texto, que creo que representa muchas vidas, se haya entendido, solo deseo que pase lo mejor.

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