Capítulo 4 : ¿Aun piensas seguir entrenando?

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Entonces al fin, llego ese idiota de Kakarotto, él y el otro individuo decidieron hablar a solas, ese sujeto se convirtió en Súper Saiyajin al igual que Kakarotto, parecía como si me estuvieran restregando en la cara que yo no podía convertirme en Súper Saiyajin, me enfurecí, luego hablaron solos por mucho tiempo, el imbécil de Kakarotto solo nos veía sorprendidos.

Cuando de terminaron de hablar ese Namekusei nos explico que en un futuro de veinte años, todos habían muerto, incluso Kakarotto, con una deshonrosa enfermedad de corazón, al menos yo moría luchando. Pero recordé, de nuevo el Infierno y todo el sufrimiento, las lagrimas de sangre en mis ojos. ¡No quería regresar de nuevo!

Cuando ese sujeto se iba en la nave hacia el futuro, me miro de nuevo con cariño, casi parecía que me estaba diciendo algo y desapareció.

Volví a la casa de esa mujer, me quede en un árbol pensando en el inútil de Kakarotto. ¿Qué debía hacer? Me matarían después de tres años y de seguro que de nuevo volvería al infierno y esos recuerdos. ¿Y si mataba a Kakarotto ahora? Pero no tenía los suficientes poderes, tenía que entrenar duro. Así que lo decidí, después de acabar con esos androides, mataría a Kakarotto, en fin, esos sujetos servirían de entrenamiento para hacerme más fuerte. Ni siquiera vi cuando la mujer había llegado, cuando voltee, solo estaba acercándose a mí.

—Ahora no te marcharas con la nave ¿o sí? —Me guiño un ojo y me sonroje un poco ¿Me estaba coqueteando?

—¡Hmm! Humana, tienes el honor de tenerme como huésped. Así que muéstrame tu hogar o como sea ahora mismo.

—¡Te dije que me llamo Bulma! ¿Acaso es tan difícil recordarlo?

—Da igual, como sea, deberías de mostrarme la casa en vez de estar diciendo tonterías —No le hice caso, solo avance hacia la casa.

Me mostro toda esa casa, los humanos parecían tener demasiada tecnología, aunque siempre pensé que eran demasiado atrasados. Estaba asombrado, era una suerte encontrarme en ese lugar, con tanta tecnología podía entrenar mas adecuadamente, casi me sentía como en casa.

—Creo que este es tu cuarto

—¿Qué? ¡Oh, bueno! Terrícolas me han sorprendido, creo que podre estar cómodo aquí y más aun si arreglan pronto una nave para que entrene. Para así destruir a ese fanfarrón de Kakarotto.

—Buenas noches entonces, te dejare solo para que puedas instalarte -Se fue hacia el cuarto de al lado.

Mire la habitación, se veía muy cómoda, se podría decir que se veía digna para un Príncipe. Me recosté sobre la cama y dormí plácidamente hasta el otro día. La mujer rubia llego en la mañana.

—¡Oh! Apuesto Vegeta, te tomare medidas para comprarte mucha ropa bonita para que puedas ponértela ¿Qué te parece?

—¿Eh? —Me midió con una cinta extraña y se fue corriendo del cuarto.

Baje hacia el comedor, donde estaba un banquete de comida, se veía deliciosa. Así que comencé a comer algo rápido.

—¡Espero que te guste la comida de la Tierra! -Dijo la rubia acercándose -Hoy te comprare muchas cosas lindas.

-¡Arrgh! -La mire con desprecio

-¡Ahhhh! -Bostezó el hombre de cabello grisáceo -Buenos días a todos, ¿Oh? Vegeta, se me olvido mencionarte que la nave tenía un mecanismo para aumentar la gravedad de la Tierra las veces que quieras.

—¿Eh? ¿Qué? ¿Aumentar la gravedad?

—Si, así fue como entreno Goku todo este tiempo que estuvo en el espacio.

Orgullo de un SayayinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora