Capítulo 7: Habitaciones contiguas.

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HABITACIONES CONTIGUAS

Los meses pasaron y me enfoque solo en mi entrenamiento, además que era un estupendo método para quitarme de la mente a esa mujer de cabello azul, además que ya no me molestaba tanto como era común en ella, solamente la topaba en los pasillos, pero ni siquiera la miraba a la cara, pasaba de largo y simplemente me marchaba a mi habitación.

La peli azul a veces salía de la casa en sus naves y no regresaba hasta anochecer, era mejor aun, así no la veía durante todo el día.

Pero por más que quisiera en mi mente siempre estaban esas imágenes de su perfecto cuerpo que siempre mostraba por toda la casa. Esa mujer estaba inundando mis pensamientos. ¡Bruja, bruja! ¿Por qué no podía simplemente olvidarla? Incluso un día, llegue a sentarme en la rejilla de su balcón solo para oírla platicar con ella misma y escucharla leer idioteces de algo llamado "revistas". ¿Acaso era una loca? ¡Hmm! ¡Una loca bastante ardiente! ¿Qué? Sacudí la cabeza de inmediato, intentando sacar esas molestas palabras que había acabado de pensar.

-¡Vegeta! ¿Pero, que haces aquí?

-¿Eh? -Ella me sorprendió y no sabía que contestarle

-Te pregunte que haces...

-¿Yo?...

-... -El silencio nos invadió un poco.

-Solo vine a preguntarte si podías volver a construirme un traje de batalla nuevo, ya que el otro de nuevo lo hice pedazos. -Dije con clama para que no se notara mi nerviosismo.

-Si, claro, pero... ¿Acaso no podías esperar hasta mañana?

-No... tengo que tenerlo lo más rápido posible.

Se acerco lo más cerca posible de mi cara, tan cerca que podía ver esos destellantes ojos azules brillar bajo las estrellas. Me sonroje de nuevo ¡Como odiaba sonrojarme, y más porque ella me hacía sentir extraño! Como si me pudiera dominar con solo un movimiento. Levante la cabeza tratando de descubrir que trataba de hacer aquella joven humana.

-Entonces, ven mañana -Sonrió -Ahora tengo mucho sueño y me quiero dormir

-... -No podía si quiera decir algo con ella tan cerca de mí.

-Adiós entonces -Me dio un beso en la mejilla, sentí el calor subir hacia mi cabeza de nuevo y ella desapareció detrás de las puertas de cristal.

La mañana siguiente la vi salir muy temprano, no me importaba a donde fuera siempre y cuando terminara mi traje de batalla. Esa noche fui de nuevo a sentarme en la reja del balcón de su cuarto, pero no por gusto, si no porque enserio quería ese traje.

-¿Y mi traje? -Le dije antes de que cerrara el cristal

-¿Quién es?

¿Por que? . Ella preguntó ¿Quién era? Acaso esperaba alguien más.

-Soy yo inútil,¿ Quien creías que era?-Le respondi apretando mis puños por aquella pregunta de ella.

-Ah, Vegeta eres tu - Habló de una manera sacarcastica que no me gustó.

-¿Así que donde esta mi traje entonces?

-¡Tu sabes que no puedo terminarlo en un día!

-¿Pero lo haz empezado al menos? -Le dije, recordando que se había pasado todo el día fuera de la Corporación Capsula y quizás fue ¿dónde esa sabandija de Yamcha?.

-¡No! Y no lo comenzare nunca si sigues presionándome

-¡Argggh! ¡Sabes que lo necesito!

-¡No me importa! Si lo quieres, tendrás que esperar ¡Necio!

Orgullo de un SayayinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora