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Han pasado algunos días desde mi encuentro en el bosque con el príncipe Taehyung, y no dejo de pensar en él, en sus ojos marrones y en su sonrisa cuadrada.

Pero sería idiota ilusionarme. Aunque a Taehyung le gusten los hombres al igual que a mí, su deber es casarse con una mujer y crear un heredero para el reino, ¿de qué manera podríamos estar juntos? Imaginarlo solo me causa más dolor, así que trato de concentrarme en mis tareas.

Pero es difícil no pensar en Taehyung cuando mis hermanastras no dejan de hablar de él.

— ¿Te has enterado?— Griselda chilla como un cerdo en su habitación. Su hermana Brunilda está acostada sobre su cama mientras yo cepillo su largo cabello rubio — ¡El rey ha organizado un baile para buscarle esposa a Taehyung!

Brunilda se incorpora de su cama de un salto y ambas empiezan a saltar y festejar, yo me quedo con el cepillo en la mano y un hueco ardiente en mi pecho.

— ¡Señoritas, por favor!— mi madrastra entra en la recámara con el ceño fruncido — Si deseamos que el príncipe Taehyung se fije en alguna de ustedes, deben comportarse como damas, no chillar como cerdos en el matadero.

En eso tiene razón, pienso y me muerdo el labio.

— Perdón, madre— las dos responden al unísono.

— Tenemos mucho trabajo que hacer. Hay que conseguirles vestidos nuevos, zapatos. Y tenemos que hacer algo con esto— la mujer dice acariciando uno de los mechones sueltos de Griselda con actitud despectiva — A este paso, Hoseok tiene más chances con el príncipe que ustedes...

Las tres dejan escapar una carcajada cruel. En secreto, yo deseo que tengan razón.

Los días siguientes son un verdadero desquicio; me la paso yendo y viniendo del mercado cargado de telas, vestidos, zapatos y maquillaje. Con cada viaje tengo el anhelo de encontrarme con Taehyung en el bosque otra vez, pero eso no ocurre. Pierdo la cuenta de cuantos vestidos mis hermanastras se prueban; mi madrastra no está satisfecha con ninguno y me obliga a cambiarlos. Está obsesionada con que la velada resulte perfecta, determinada que una de sus dos hijas consiga al príncipe como si de un trofeo se trate.

En el mercado, el baile también es el tema de conversación. No hay una mujer en el reino que no esté ilusionada con que Taehyung la elija como su reina. Incluso doncellas de las clases sociales más bajas están gastando sus últimos centavos para poder asistir.

Y toda esta situación solo me hace sufrir más por lo que jamás podré tener.

Durante los días me mantengo ocupado con los deberes de la casa y las demandantes órdenes de mi madrastra, pero de noche me es imposible escapar de mis demonios. No puedo dejar de fantasear con un mundo paralelo, un mundo en el cual Taehyung y yo podemos estar juntos. No sé por qué dejo que mi mente vuele, esas fantasías solo me causan más dolor.

Supongo que lo hago porque soñar despierto con el rostro sonriente de Taehyung es la única felicidad que tengo.

Estoy acostado en el camastro de paja junto a la caballeriza, tratando de conciliar el sueño, pero es imposible. No dejo de repasar en mi mente una y otra vez mi conversación con el príncipe Taehyung en el bosque, memorizo cada curva de su rostro, cada sonrisa, cada parpadear de sus ojos marrones con sus gruesas pestañas. Recuerdo como su cabello parecía oro, y como su voz parecía caramelo líquido. Recuerdo su aliento cálido acariciando mi boca mientras hablábamos, y lo cerca que estuve de besarlo.

¿Cómo se sentirá besar a Taehyung?

Cierro los ojos e imagino la textura suave de sus labios, el sabor de su boca. Imagino su lengua danzando con la mía, con timidez al principio, pero con la pasión que se incrementa con cada segundo. Imagino cómo se siente estar entre sus brazos fuertes, absorber el calor de su cuerpo, y un estremecer se apodera de mí.

Siento una erección elevarse entre mis piernas, bajo mis cubiertas. Duele, pero más duele saber que mis fantasías jamás se harán verdad. Taehyung conseguirá esposa en el baile y yo nunca podre besarlo ni estar a su lado. Mi vida será fregar los pisos hasta que muera. Y él tampoco será feliz, casado con una mujer.

Suspiro, es pasada la madrugada y me es imposible dormir. No quiero seguir pensando en aquellas cosas horribles, así que vuelvo a recordar sus labios suaves, curvados en una luminosa sonrisa. En la oscuridad de la caballeriza, yo también sonrío, como si Taehyung pudiera verme. Cierro los ojos e imagino que está junto a mí, en mi camastro. Está descansado sobre su codo, igual que aquella tarde en el bosque, y sus ojos marrones están fijos en los míos. Resplandecen en la oscuridad, alegres de verme. No está usando sus pesadas ropa de terciopelo sino una camisa de seda que trasluce sus músculos. Sus hombros son anchos y sus brazos torneados. Taehyung se inclinó lentamente sobre mí y nuestros labios se encuentran.

Estoy más duro que nunca. Escupo sobre mi mano y envuelvo mi polla en mi mano. Subo y bajo sobre ella mientras saboreo los labios de Taehyung en mi imaginación.

Qué demonios, ¡es mi fantasía después de todo! ¿Por qué conformarme con solo besos? Voy más allá e imagino que Taehyung me besa y muerde el cuello, que me arranca la camisa y acaricia mi pecho con sus manos ardientes. Yo también le arranco la ropa, y me maravillo ante sus pectorales y abdominales. Nos besamos con más ímpetu, cruzando nuestras lenguas y mordiendo nuestros labios. Yo me masturbo más rápido, y el placer se acelera a un ritmo frenético. El calor me invade y dejo escapar un pequeño gruñido en la oscuridad, no quiero recordar que estoy solo en la caballeriza, me concentro más en mi fantasía Imagino que es la mano de Taehyung la que sube y baja por mi miembro, complaciéndome.

En mi mente, ambos ya estamos desnudos, explorando nuestros cuerpos con nuestros dedos y labios. Jamás he estado con un hombre, pero quiero imaginar que no soy torpe ni miedoso junto a mi querido príncipe. Él me besa entre las piernas y me toma en su boca. Yo me muerdo el labio inferior y me masturbo más rápido, imaginando que es la boca caliente de Taehyung la que acaricia mi erección. Imagino sus ojos marrones fijos en mí mientras su cabeza sube y baja. Imagino el calor de su boca, sus manos sujetando mis muslos...

Eyaculo más fuerte que nunca. El placer recorre mi cuerpo y brota de mí en forma de semen, Peores un placer vacuo, superficial...

Observo el líquido blanco y caliente en la palma de mi mano y siento deseos de llorar. La realidad me golpea duro como un martillazo, y me doy cuenta que Taehyung no está a mi lado, que mi placer fue algo efímero y solitario.

Que jamás podremos estar juntos.

Giro en mi camastro y me cubro hasta la cabeza con mi cobija. Algunas lágrimas ruedan por mis mejillas. Por primera vez en mi vida, envidio a mis hermanastras. Nunca les he guardado rencor por apoderarse de mi antiguo dormitorio y relegarme a mí a la caballeriza, ni por sus burlas o insultos. Pero en este momento, las odio. Las odio pues ellas pueden ir al baile de Taehyung y yo no. Las odio porque ellas solo quieren ascenso social y oro, no quieren a Taehyung como yo. Ni siquiera lo conocen. Y aun así ellas pueden ir al baile y yo no.

Hasta que una idea salvaje nace en mi mente.

¿Por qué yo no puedo ir al baile? Si tantas veces me he vestido de doncella y nadie en el mercado sospechó que era hombre, ¿por qué no puedo hacer lo mismo la noche del baile?

Me incorporo de mi cama y busco el frasco de vidrio donde guardo mis ahorros. Podría utilizarlos para encargarme un vestido de gala. Sí, ya puedo imaginar; de un tono lila pastel, con delicadas rosas bordadas y algún que otro detalle de encaje. Le diría a la modista que es un encargo para alguna de mis hermanastras y nadie jamás sospecharía que es para mí. Luego me arreglaría el cabello y...

Es una locura.

Pero Taehyung lo vale.

Será nuestra despedida.

Así que estrello el frasco contra el piso y cuento las monedas. Hay lo necesario para el diseño que tengo en mente.

Con una sonrisa en mis labios, me quedo dormido. Y sueño con Taehyung.

HoseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora