cinco

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Le asesto una buena estocada en el antebrazo a Taehyung con mi espada de madera. A pesar de las gruesas protecciones que resguarda nuestros cuerpos, él chilla de dolor.

— ¡Oh vamos, Su Majestad! No fue un golpe tan duro— rio en voz alta.

Pero en el segundo que me distraigo, Taehyung arremete contra mi cuerpo.

Mi espada de práctica sale volando por los aires, y los dos caemos al piso. Por suerte no estamos en el patio principal del castillo donde usualmente entrenamos, sino en uno de los cuartos privados de la fortaleza, a salvo de miradas ajenas.

— Peleas sucio... voy a vengarme— Taehyung me amenaza mientras se coloca sobre mi cuerpo. Siento sus muslos fuertes acorralarme y sus manos sujetar mis muñecas contra el piso.

— ¿Pretende descargarse con su pobre escudero solo porque es malo en esgrima? No es una actitud digna de un monarca....— le digo en tono burlón. Verlo sobre mí, con sus ojos marrones resplandeciendo su sonrisa irresistible, hace que me ponga duro al instante.

— Esto tampoco— Taehyung dice antes de inclinarse y besarme. Suspiro contra su boca, y siento su pecho sobre el mío

Me pierdo en su beso, en sus labios suaves y su lengua cálida. Taehyung libera mis muñecas y yo enredo mis dedos en su cabello dorado. Siento sus manos acariciar mi cuello y mi erección pulsa contra la suya, a través de nuestros gruesos ropajes.

Hace ya unos cuantos meses que estoy viviendo en el Castillo Real, y todavía no me acostumbro a que me sirvan. Es raro no tener que fregar los pisos o cocinar mi propia comida. Y más extraño aún es que me llamen Mi Lord. Pero nada de eso me importa; lo que realmente me hace feliz son momentos como estos, momentos en los cuales Taehyung y yo nos sentimos los dos únicos seres humanos en la Tierra. Momentos en los cuales compartimos besos y risas, caricias y palabras tiernas.

Momentos en los que podemos ser nosotros mismos.

Pero aun así, debemos ser cuidadosos. Si alguien llegara a sospechar lo que ocurre entre el príncipe y su escudero...

No quiero pensar en eso ahora. No cuando Taehyung está acariciando mi barbilla con la yema de sus dedos y sus labios saborean los míos. Lo abrazo con más fuerza, estrechando contra mi cuerpo. El calor me sofoca y mi entrepierna duele y o finalmente estoy listo.

Yo nunca he estado con un hombre, y desde que he llegado al castillo Taehyung y yo nos limitábamos a besos y caricias. Caricias bastante salvajes, eso sí, pero no más que eso. A veces Taehyung y yo nos masturbábamos mutuamente mientras nos besábamos. Nos corríamos casi al unísono, mientras mordíamos los labios de otro y luchábamos para que no nos escuchen. En otra ocasión él envolvió sus labios en mi miembro, y yo acabé más rápido de lo deseado.

— Taehyung... estoy listo—suspiro entre besos.

Él tan solo me mira con expresión curiosa y una media sonrisa encantadora. Sus cabellos están despeinados por mis dedos ansiosos y sus labios inflamados por los besos.

— ¿Ahora? Es peligroso... podrían descubrirnos...

— Asegura la puerta— le muerdo los labios una vez más — Te necesito dentro de mí... ahora...

Taehyung gime contra mis labios, y se pone de pie. Mientras él asegura el portón yo comienzo a desvestirme Me despojo de mi protección para el pecho y brazos, y comienzo a desabotonar mi camisa con dedos urgentes. La arrojo al otro lado de la habitación y me pongo de pie. Taehyung sujeta mi rostro con ambas manos.

— Tranquilo... no hay necesidad de apurarse— rie contra mis labios.

— Te amo— las palabras escapan de mi boca sin planearlas. Taehyung hace una pausa y me sonríe.

HoseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora