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Dos semanas después

BETTY

Acababa de llegar a Ecomoda, ha sido difícil dejar a Mateo, desde que estuvo en la empresa unos días con Marcela por un problema que tuvieron en la guardería no ha querido ir, dice que quiere estar con Marcela y la verdad es que estas semanas han sido fantásticas con ella al lado, todos los días almorzábamos los tres y cuando Mateo tuvo que ir a la guardería ambas seguíamos haciéndolo, no se que me pasa con Marcela pero desde que ha vuelto siento que la quiero más que como una amiga, tengo algo de miedo, porque se que me estoy enamorando de ella pero no quiero sufrir de nuevo, quizás ella solo me vea como una amiga, y sobre todo no quiero que esto pueda afectar a Mateo, ambos se llevan muy bien y no quiero arruinar las cosas con Marcela y que eso la separe de Mateo.

Estaba buscando un departamento para mudarme, ayer por fin Armando y yo firmamos el divorcio por lo que puedo considerarme una mujer libre, legalmente si porque emocionalmente parece ser que pertenezco a Marcela. La única condición que puso Armando fue quedarse con el departamento y obviamente acepte sin dudar, el problema es que mañana nos tenemos que ir y todavía no he encontrado nada, así que lo más seguro es que estemos un tiempo en casa de mis padres y luego nos mudemos.

Mateo es un niño muy listo y parece que no le ha importado mucho cuando le he dicho que nos iremos a vivir a otro sitio, cuando se lo he comentado esta mañana solo ha asentido y como si nada se ha puesto a desayunar, le ha dado más importancia no ver a Marcela que separase de su padre.

-Buenos días – dice Marcela desde la puerta de mi oficina.

-Hola – digo mirando mi ordenador.

-¿Puedo pasar? - pregunta.

-Claro – respondo sin levantar la mirada.

-¿Estás enfadada? - dice un poco triste por lo que levanto la mirada para quedarme sin aire al verla con ese vestido que le queda tan bien.

-No – digo casi sin aire admirando su cuerpo.

-¿Entonces? - dice sentándose, yo solo la sigo con la mirada sin poder quitar la vista de ella.

-Solo algo ocupada – digo saliendo de mi trance.

-Si quieres te puedo ayudar, yo solo tengo que firmar unos papeles hoy – dice con una sonrisa que le devuelvo.

-Estaba buscando un departamento -digo y parece sorprendida.

-¿Os vais a mudar? -

-Si, ayer al fin firmamos el divorcio y Armando se va a quedar con el departamento, así ue estoy buscando uno, lo más seguro es que me vaya unos días a casa de mis padres y luego nos mudemos – digo con una mueca, no quiero molestar a mis padres, además ellos están muy enfadados con Armando y no quiero que la cosa empeore.

-Podéis quedaron en mi departamento -dice como si fuera obvio.

-Sabes que no me importa, además así no molestas a tus padres, y queda más cerca de la empresa -

-No quiero molestar Marcela – digo apenada por molestarla en su propia casa.

-No sois molestia, así también puedo pasar más tiempo con Mateo, hace días que no lo veo y ya lo extraño – dijo haciendo un puchero demasiado tierno.

-Mira que te parece si después del trabajo vamos las dos a por Mateo, almorzamos en mi departamento y le preguntamos que le parece a Mateo, si dice que si os mudáis conmigo, si dice que no pues con tus padres – dice intentando convencerme, suspirando acepto con la cabeza porque es obvia la respuesta de mi hijo.

-Esta bien, pero yo elijo que almorzar – digo con una sonrisa.

-Bien, te veo después – dice dándome un beso en la mejilla, es algo que se ha vuelto gracias a Mateo.

-Hasta luego – dijo sonrojada como cada vez que me da un beso.

Luego de estar mirando varias opciones de departamentos ninguna me agradaba, así que me dediqué a trabajar hasta la hora del almuerzo, lo bueno de que sea viernes es que terminamos a la hora del almuerzo para poder disfrutar más del fin de semana. Cuando termino voy a la oficina de Marcela para ir a por Mateo, no se por qué he aceptado la propuesta de Marcela por su puesto que Mateo estará más que encantado de vivir con ella, si desde que la conoció no hace otra cosa que hablar de ella.

-¿Estas lista? - pregunto una vez entro en su oficina.

-Si, espera un segundo – dice levantándose.

-Hablamos más tarde Patricia – dice despidiéndose de ella, ni si quiera había notado que ella estaba en la oficina, bueno era fácil no hacerlo si lo único que podía mirar era el cuerpo de Marcela.

-¿Te gusta la vista? - pregunta una vez entramos al ascensor.

-¿Qué? - pregunto saliendo del trance que me provoca su cuerpo.

-Nada – dice con una sonrisa que me pone más nerviosa.

Fuimos en su coche, el camino fue bastante silencioso, en mi mente no paraba de darle vueltas a toda esta situación, no sabía como disimular con Marcela si íbamos a vivir temporalmente juntas.

-Malce – gritó mi hijo corriendo hacia ella, no es que me molestara pero había ido a saludarla primero, yo soy su madre.

-Vaya, yo no existo a qué – dije fingiendo estar enfadada, en realidad no me molestaba.

-No te pongas celosa – dijo Marcela con Mateo en sus brazos.

-No lo estoy – dije indignada.

-¿Ma molesta? - preguntó Mateo.

-Eso parece pequeño – dijo Marcela con una mueca.

-Ma beso -dijo y sonreí acercándome para darle un beso, pero empezó a negar con la cabeza cuando iba a dárselo.

-No ma, beso ella – dijo señalando a Marcela, lo mire extrañada, no esperaba eso.

-Oh ya has escuchado me tienes que dar un beso – dijo Marcela, yo me sonroje, aun que le había besado alguna vez en la mejillas siempre me sonrojaba al hacerlo.

-No, aquí – dijo Mateo señalando los labios de Marcela cuando besé su mejilla.

-¿Qué? - pregunte sin entender.

-Beso aquí – dijo volviendo a señalar los labios de Marcela.

-¿A qué esperas no tenemos todo el día? - dijo Marcela con una sonrisa.

-Marcela – reclamé.

-Vamos no tardes que tengo hambre – dijo acercándose más a mi.

-Si ma hamble – dijo Mateo apoyando a Marcela.

-Esta bien – dije resignada, nerviosa me acerque a Marcela, solo uní nuestros labios en un pequeño beso, pero aun así mi corazón latía a mil, si quería ocultar mis sentimientos por ella lo tenía mal, porque ahora solo pensaba en volverla a besar de nuevo.

Cuando nos separamos Mateo comenzó a aplaudir con una gran sonrisa, agarre a Mateo en brazos y nos dirigimos al coche. Entonces me di cuenta que habíamos venido en el coche de Marcela y que Mateo no tendría su sillita de coche.

-No te preocupes, puse una hace unos días por si era necesario – dijo Marcela señalando una sillita de coche en la parte trasera.

-Gracias – dije un poco sonrojada, Armando ni si quiera había puesto una en los casi tres años de vida de Mateo.

-No tienes que agradecer, ahora si vamos que muero de hambre – dijo sentando a Mateo y acomodándolo.


 ❤❤❤❤

Espero les guste 😊 

Quizás mañana publique los tres capítulos que quedan de esta pequeña historia.

Intentaré escribir pronto la segunda parte de "solo tú", todavía no se si la haré oneshot o por capítulos 💖

Todo por amor   (MARCETTY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora