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Abrió sus ojos después de un largo rato el haber dormido, estiro sus miembros para quitar el hormigueo de descanso en ellos, bostezo, levantándose con ayuda de sus manos, apenas fregando sus orbes con ayuda de una de sus manos, miro alrededor, viéndose extraño ante el cambio de cortinas, sábanas, tapizaje, e incluso el suelo. Agito la cabeza, tratando de recordar lo que había sucedido hace un par de horas.

── Carajo ── murmuró suavemente.

Acomodo sus cabellos levantados y revueltos en su cabeza, se levanto nuevamente soltando un gran bostezo y miro a su alrededor.

── ¿Gatinho? ── llamó un poco fuerte, algo que simplemente le hizo curioso.

Cellbit siempre despertaba antes que él, eso era cotidiano; sin embargo, el brasileño siempre le esperaba para poder desayunar juntos y decirse los buenos días. Supuso que estaría abajo cocinando, o haciendo algo, por lo que decidió ir al baño.

Roier se despojo poco a poco de su ropa, de forma perezosa, miro un poco el baño y nuevamente el cambio le seguía sorprendiendo, tan sencillo, minimalista pero se notaba tan elegante y ordenado. Suspiro, ¿Por qué Cellbit nunca le hablo de estos cambios? ¿Era parte de la cual no recordaba?

Se sentía frustrado, realmente muy pero MUY frustrado.

Abrió la regadera, dejando las gotas frías caer, se devolvió hacia el lavamanos mirando su aspecto. Ok, su rostro se miraba más madura, como si le hubieran afilado la mandíbula, con algunos rastros de barba corta, su cabello había crecido y se sentía levemente más alto; por milímetros. Ok, tal parecía que sí había olvidado gran parte de su vida, cinco años específicamente, y de solo pensarlo, su humor bajaba.

¿Qué tanto olvidaría?

Decidió mejor meterse, una vez que sintió regular la temperatura del agua, mojo su cuerpo mirando la musculatura del mismo, paso sus manos por sus pectorales, los cuales se notaban más grandes; recorrió un poco hasta su abdomen levemente más marcado de lo que recordaba; incluso parecía que había mejorado más; toco sus brazos, los cuales estaba casi de igual medida a como recordaba; y por supuesto no podía faltar el ver sus glúteos, notandose más abultados. Algo impresionante para el mexicano, pero simplemente se sentía extraño con tantos cambios repentinos hasta sentir marearse.

── ¿Guapito? ── escucho la voz de Cellbit.

Aquello lo hizo volverse a la realidad, escucho los pasos suavemente fuera de la habitación, y finalmente Cellbit toco el baño.

── ¿Estás aquí?

── ¡Ah, sí! ── respondió rápidamente, sintiéndose algo abrumado, agitando su cabeza ── Sí, aquí… estoy ── dijo esta vez más calmado.

── ¿Todo bien? ── pregunto ahora el brasileño.

Roier no sabia que contestar, realmente el hecho de estar en su casa, se sentía como si estuviera invadiendo la casa de algún desconocido.

── ¿Roier?

Negó con la cabeza, realmente no sabia que responder a eso, ¿Cómo procesar tanto en tan poco? Se abrazó así mismo, y se dejo caer hacia el suelo, un maldito caos comenzaba a crearse dentro de su cabeza de forma abrupta que sentía ahogarse de solo pensar tanto en las diferencias que estaba encontrando.

¿Qué le pasaba?

── Cellbit… ── murmuro suavemente.

Realmente necesitaba escuchar de nuevo a Cellbit decirle algo, lo que sea para sentirse tranquilo, que lo resolverían juntos, que estaría con él en cada paso, que seguirían juntos y que el abuelo no volvería a separarlos antes de la boda…

Nuevamente "Prometidos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora