BENITO I

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Era un día medianamente caluroso en Ciudad de México, a pesar de que el verano estaba llegando a su fin. Me levanté de mi cama pesadamente y de mal humor, como siempre, lo de no tener trabajo fijo me estaba molestando. Estos meses he estado haciendo consultas a domicilio pero no llegan a ser suficiente. Hice unos cursos de medicina y estudié por cuenta propia porque todos dicen que el área de la salud es una de las más remuneradas, no me importa la gente, solo quiero que me paguen.

Los últimos pacientes que atendí siempre terminaban molestos o al borde del llanto. Es mi trabajo ser directo y decir la verdad sobre sus condiciones médicas, no sirve de nada adornar las noticias con palabras de consuelo si al final la verdad está ahí. Gracias a las reseñas de mierda que esas personas han estado dejando en internet nadie quiere llamarme aunque tenga precios accesibles.

"No es un doctor de verdad"

"No sabe de lo que está hablando"

"Es un farsante, deberían arrestarlo"

"Insensible, deberías dedicarte a otra cosa"

No puedo cambiar como soy, una persona cínica que no tiene delicadeza a la hora de hablar y siempre está enojada.

Voy a la cocina a preparar el desayuno y enciendo el televisor pero lo dejo en silencio para poder pensar. Me siento en la pequeña mesa del comedor y saco mi teléfono para seguir buscando alternativas y ganar algo de dinero. Deslizo la pantalla con mi dedo hasta que veo algo interesante.

"PRUEBA CIENTÍFICA DE PAGO RÁPIDO PROTEGIENDO EL FUTURO
Ayude a Industrias Panacea a desarrollar su nuevo producto para ayudar al planeta."

Más abajo podía ver la dirección y el horario de atención de las oficinas. Sonreí al ver que hoy sería el día de la prueba, pero, era un poco sospechoso que alguien solo nos de dinero por simplemente participar en una prueba. Busqué un poco más sobre esta tal Industrias Panacea, sorprendentemente estaba en el puesto número veintisiete de empresas farmacéuticas del mundo por lo que debe ser un lugar confiable.

Dinero fácil y rápido. Hoy podría ser un día más productivo de lo que creí. Terminé mi desayuno y me preparé para salir. Me puse un gorro azúl, unos lentes para el sol y mi bata blanca, si es una empresa farmacéutica debería demostrar que yo también trabajo en el área de la salud, podrían incluso contratarme si doy un buen espectáculo.

Las calles estaban concurridas y llenas de vida. Después de todo era sábado y mucha gente salía a caminar para disfrutar su fin de semana. Nunca fui una persona muy empática o sentimental, no suelo hablar con mis padres y nunca creé lazos con las personas con las que estudié. Aún así nunca me siento solo, es mejor así, he visto cómo la gente reacciona al enterarse de una pérdida cercana a ellos, no es una expresión que me gustaría hacer.

Absorto en mis pensamientos olvide lo que realmente había salido ese día. Reviso en mi teléfono la dirección; Calle Oso Blanco #388, piso 7. Levanté la vista para ver si estoy en el lugar correcto, me encuentro frente a un gran edificio corporativo, a sus lados hay clínicas y farmacias.

— Calle Oso Blanco, este debe ser el lugar— mis palabras se confirman al ver el número en el exterior de la estructura—. Número 388.

Ingreso al edificio algo perdido, unos trabajadores me indican la dirección del elevador.

— Si vienes a las pruebas, el elevador está por allá, séptimo piso muchacho—. Le doy un gesto afirmativo con mi pulgar mientras entro en el elevador y presiono el número 7.

Al salir del elevador me encuentro en un pequeño espacio vacío con una puerta doble vidrio, detrás de ella un guardia espera con un semblante serio. Esto será un dolor de cabeza, me digo a mi mismo. Crucé la puerta y la verdad me sorprendió un poco lo que había en ese cuarto de espera. Varias sillas siendo iluminadas con la luz de la tarde, un mesón con una recepcionista escribiendo en su computadora y lo que me inquietaba un poco, los afiches que estaban por todo el lugar. La propaganda de las grandes compañías siempre es tan extravagante, así que no les tome mayor importancia.

Ordem Paranormal: Quarentena Parte 1 (PAUSADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora