En las calles de Río de Janeiro, el atardecer iluminaba las playas de Copacabana, era hermoso, pero un mal cálculo en nuestros gastos nos estaba complicando la tarde.
—¿Crees que sea una buena idea? No hay mucha información de esta compañía en internet— le dije a Diego mientras caminábamos en dirección a Industrias Panacea.
—Sé que no es la mejor opción, pero si no conseguimos ahora el dinero no podremos pagar la renta. Será dinero rápido y solo tendremos que hacer una prueba que además ayudará a las personas en un futuro—. Seguía desconfiando de la tan buena oferta que habíamos conseguido. Pero, qué sería lo peor que podría pasar, simplemente no nos darían el dinero así que no perderíamos nada con presentarnos.
Diego y yo nos conocimos por internet. Hemos sido amigos desde hace ya varios años. Desde que me aleje de mi familia ha estado conmigo en las buenas y en las malas, me ayudó a juntar dinero y decidí viajar a Brasil para conocerlo y empezar una nueva vida. Nunca quise seguir los pasos de mis padres, inmediatamente me etiquetaron como un fracaso para la familia y les dejé de importar. Diego me abrió las puertas en cuanto supo cuánto estaba sufriendo rodeada de gente que ni siquiera volteaba a verme. En cuanto tomé el avión para dejar París, me sentí libre.
Finalmente llegamos al edificio donde sería la prueba, tanto caminar nos había dejado sedientos así que esperaba poder tomar agua en el lugar al que íbamos. La habitación en la que debíamos esperar era calurosa y tenía extraños carteles que no entendí del todo ya que aun no estaba familiarizada con el idioma. Además de nosotros una recepcionista esperaba tras el mostrador, también había un hombre con una pequeña niña, seguramente su hija, ambos estaban discutiendo.
Volteo y veo a mi izquierda un garrafón de agua, perfecto. Cuando estoy por llegar a el, la niña me dió un pequeño empujón al pasar a mi lado rápidamente para llegar al agua antes que yo. Miré el garrafón y vaya que suerte, solo quedaba para un vaso.
—Oh, espera un segundo pequeñita. Es mi turno ahora— Sujeté la mochila de la niña y la tiré hacia atrás— Muestra un poco de respeto.
—¡Papá yo quiero agua!— La pequeña mocosa mira a su padre mientras apunta con su dedo el garrafón. El hombre se acercó a nosotros con una expresión agotada.
—Oh, lo siento, pido disculpas por mi pequeña Emi. Está sedienta y ha tenido un muy mal día. Mi nombre es Anderson, encantado de conocerte— Extendió su mano en mi dirección para saludar.
—Si, un placer— dije mientras le daba la mano—. Está bien, no hay problema, solo necesita mostrar un poco más de respeto. Soy mayor, míreme— Pude escuchar una pequeña risa de Diego.
—Si pero, digo, es una pequeña niña que tiene sed, no te importaría si toma agua ¿verdad?
—Tal vez sería un buen momento para una lección de vida, pero adelante si quieres. Es una mala lección de parte de su padre— Anderson me miró un poco molesto.
—¿Estás diciendo que soy un mal padre?
—Solo estoy diciendo lo que veo ahora mismo, eso es todo.
Diego debe haberse percatado de lo mal que estaba yendo la conversación así que decidió entrar a darme una mano.
—¿Qué está pasando, está todo bien? Déjala tomar agua, ella llegó primero— Eso, díselo Diego.
—Pero tiene sed, mi hija llegó primero.
—Lucie ¿Necesitas agua ahora? ¿Estás realmente sedienta?— Me susurró Diego.
—No, no necesito el agua, es por sus modales. Mírala solo es una mocosa— Esto último lo dije un poco fuerte y estaba segura que todos los presentes me escucharon.
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Ordem Paranormal: Quarentena Parte 1 (PAUSADO)
Mystery / Thriller"Un grupo de cinco personas, en busca de ganar dinero fácil, deciden participar en una prueba científica para ayudar al desarrollo de una nueva medicina. Se dirigen a las oficinas de una compañía multinacional, Industrias Panacea, pero tal vez las v...