De entre todos él fue el más esperado, cobijado del más profundo e infinito amor que sus padres fueron capaces de ofrecerle, un manto de ternura hasta el día de su nacimiento; dónde al ser entregado a sus padres estos no supieron que nombre ponerle, tan hermoso que asusta pero a su vez el no saber si este lindo bebé Omatikaya tomaría un rumbo distinto a su nombre mismo. Fue al tercer día de su nacimiento que su nombre llegó a los oídos del pueblo.
Neteyam te Suli Tsyeyk'itan.
- Es saludable, es lo importante Ma'Jake.- aferrada a la negación de tener un hijo "anormal". - Mírale, es adorable.
Jake Sully un poco desconcertado, enamorado de su primer hijo pero a su vez completamente acobardado porque sin duda no era lo que esperaba. - ¿Puedo? - pidió permiso para sostenerle en sus brazos, esa idea quizás terrícola y tradicional de querer criar a su primogénito como lo que es en esencia un varón pero protegerle como si fuese su niña. - Neteyam, mi niño. - musitó rogando que si o si el bebé en sus brazos se direccione hacia su masculinidad.
2174, una cicatriz en señal de haberse burlado de la muerte y una residencia permanente en Awa'altu pero pese a ser aceptando por los Metkayina él mismo se aleja de todos y hasta de si mismo.
- ¿Y que hay de esa chica? ¿Como era su nombre? - cuestiona el padre a su hijo, un momento entre amos; ambos yacían limpiando el pescado que el pueblo trajo de manera comunitaria para todos. - ¿Que pasa hijo? casi siempre eres tu el que inicia la conversación pero hoy estás muy callado.
- No lo sé, papá digo...señor, es demasiado vergonzoso.
- Dime, quizás yo pueda ayudarte. - no quería perder esa confianza en su hijo, apoyando su mano en el hombro del muchacho en señal de presencia. - Tranquilo.
- Bueno . - rodó sus ojos seguido de un exhalo. - Si me gusta una niña, Niraya.
- ¿Y que pasa? ¿No sabes que hacer?
- Papá, si sé y creo que también le gusto. - su padre ante eso y la confusión de no saber que hacer encogió sus hombros, Neteyam suspiró profundamente pues realmente no le gustaba nada tener que explicar cada detalle y menos a sus padres quiénes pese a intentarlo le miran con extrañeza haciéndole sentir más raro. - El problema es que anoche estaba pensando en, ya sabes, y pensé en que quizás ella no le gustaría hacer ya sabes que conmigo porque tengo estás cosas que...¡Ah-g! papá es imposible, nadie va a querer estar conmigo.
- Cuando dices "ya sabes que" te refieres a...- apretó sus labios y al ver que su hijo acertó con la cabeza con la mirada posada en otro lugar exhaló profundamente. - Hijo.
- Papá, me siento horrible, escuchó a los hombres hablar y a las mujeres hablar, y no sé por cual irme. Los chicos hablan de chicas y sus cuerpos pero mi cuerpo no es así, y las chicas es lo mismo. - llevándose las manos al rostro. - Al menos me alegra que no me llegara el periodo, escucho a las chicas hablar de eso y se nota tortuoso.
