Dos

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¡De qué me sirves, si lo único que debes hacer es darme un heredero! - Jungkook bufo, su entrecejo estaba arrugado y su lengua empujaba su mejilla interna, claras señales que estaba molesto - No puedo creer que todavía no quedes en gestación, eres un inútil ni eso sabes hacer -

El pequeño rubio escuchaba en silencio lo que su esposo le decía. Llevaban varias semanas intentando procrear pero nada pasaba, Jimin no podía quedar embarazado y eso a Jungkook le disgustaba.

Necesitaba embarazar a Jimin para poder dar su trono a su primogénito, pero para eso tenia que Jimin estar embarazado, pues las leyes dictan que ningún hijo de algún concubina desenderia al trono, sino un hijo que lleve la sangre de el esposo legal y del Rey.

- No se por que no logro procrear, su majestad - su cabeza gacha dando a entender lo sumiso.

- Me tienes harto! - Grito - OJALA MUERAS Y TE QUEMES EN EL INFIERNO SOLO ASI SERE FELIZ - Terminando sus palabras llenas de odio, dio media vuelta y salió de los aposentos.

Salió como el cobarde que es, dejando a un bello ángel llorando en silencio por las palabras de su esposo.

Camino hasta su cama y se tiro en ella, con una mano en el corazón repitiendo las mismas palabras de hace cuatro años.

- Jungkook... mi jungkookie, ¿por que no me amas como yo a ti? - y con la última lagrima rodando por sus hermosos cachetes rosaditos cayó dormido, esperando nunca despertar.

El Último Beso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora