Me sentaba cada atardecer
a descansar en un banco
mientras solía leer
algún libro de relatos.
Y todas las tardes,
hechizado me tenía
el cuadro que veía
tras un amplio ventanal
de una casa que había
frente al banco en el cual
sentarme solía.
Era el cuadro de una dama
que un vestido blanco vestía
Y, aunque a tamaño natural,
con claridad no podía
ver si era mujer o era niña.
Así que, entre mí,
intentar discernía
si era aquel retrato
de comulgar una niña
o de una novia de blanco vestida.
Era de tal belleza
que sin quererlo mi cabeza
se abstraía de aquel libro
y, por más que quería,
dejar de mirarlo no podía.
Y sucedió que, día a día,
mi curiosidad crecía
por saber quién sería
aquella dama del cuadro
que para mí, sin remedio,
se convirtió en un reclamo.
Aconteció que un tarde,
cuando el sol ya caía,
vi salir de la casa
al anciano que, a veces,
mientras el cuadro veía,
deambulaba por la estancia
según sus quehaceres hacía.
Y tal era mi curiosidad,
que me llevó a la osadía
de acercarme hasta él
para preguntar si podía
aclararme quién era
la bella mujer o niña
que en el cuadro aparecía.
Y, al hacerlo, noté
que su piel palidecía
y su voz enmudecía.
Verá,- me dijo entre murmullos-
no hay cuadro alguno colgado
en ninguno de los muros.
Asombrado por su respuesta,
le indiqué con presteza
que girase su cabeza
para que por él mismo pudiera
ver el cuadro de la bella damisela.
Y, al hacerlo, comenzó
a llorar sin consuelo
pues aquella que viera
era quien años atrás fuera
su amada, su compañera.
Y compungido y emocionado
regresó el señor a su casa
donde, ahora, sabía
que ,desde aquel día,
su fallecida esposa
compañía le haría
hasta el mismo momento
en que perdiese la vida
y se reuniese por fin
con su amada, Alida.
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TERROR DE BOLSILLO
HorrorColección de microrrelatos de terror gótico en verso para leer cuando la oscuridad y el silencio se imponen en la madrugada. Durante la escritura de RELATOS DE MEDIANOCHE, surgieron ideas de relatos más cortos que decidimos recoger en este nuevo tr...